lunes, 25 de agosto de 2014

La Lamia negra que encerró a Hades en su pecho


Volviendo sobre mis ogresas favoritas, las del mundo antiguo, encuentro sin buscarlo este poema de Kostis Palamás, incluido (creo) en su primer libro, Canciones de mi patria (1886), que podría adscribirse a eso que se llama en nuestra poesía, a propósito de Lorca y Alberti, el neopopularismo.


El poema, muy breve, es como un resumen de la canción tradicional sobre la Lamia que traduje en su día aquí. Palamás sigue los pasos del héroe del cantar, pero a diferencia de este, no logra escapar de la trampa que le tiende el monstruo: se queda allí abajo meditando en la ironía de su destino.

Así dice el poema:

Λάμια

Η μαύρη Λάμια που έκλεισε
στην καρδιά της τον Άδη,
να κατέβω με πρόσταξε
μέσ’ στο ξερό πηγάδι,
νάβρω το δαχτυλίδι της
που μέσα εκεί έχει πέσει
μ’ ένα διαμάντι λιόκαλο
καρφωμένο στη μέση.
Ψάχνω, δε βρίσκω τίποτε…
Ω νύχτα, ω τέρας πλάνο!
Στα πόδια μου μιαν άβυσσο,
και μια Λάμια αποπάνω.

Y así vendría a sonar la cosa en español (de más está decir que cualquier enmienda sabia es bienvenida):

La Lamia negra que encerró a Hades en su pecho
me pidió que bajara dentro de aquel pozo seco
para encontrar su anillo, que caído se le había,
con su diamante en medio que lucía como el día. 
Busco y no encuentro nada. ¡Noche, monstruosa infamia! 
A mis pies, un abismo; y arriba, una Lamia.

sábado, 9 de agosto de 2014

Del Laberinto al 30 (oda a Rosa Díez)


—¡El blanco!, —se mofó Saruman—, el blanco está bien para empezar. La ropa blanca puede teñirse. La página blanca puedes cubrirla de letras. La luz blanca puede quebrarse.

Rosa de colores mil 
(diez al menos), rosa blanca,
nacionalista al pilpil,
crítica (no con la Banca), 
bisagra por engrasar
del Partido Popular,
amiga de Savater, 
querida a más no poder
del barrio de Salamanca,
reformista cerebral
que conoce bien el mal
(del que fue socia entusiasta)
y a la que un fondillo basta
(así sea de reptil)
para subir al atril
tranquila por su futuro.
Lengua dúctil, verbo duro,
sacerdotisa del demos,
abomina de Podemos
y su demagogia basta.
Al bolivarismo casta,
de la progresía azote,
no duda en pegarse el lote
con la Iglesia liberal.
A su modo vertical,
cual su tocaya floral,
es Rosa de Luxemburgo.
Eficiente demiurgo,
creó un partido a su imagen
donde sin rubor encajen
tránsfugas de toda laya.
Única en desembarcar
al otro lado del mar
(otra no creo que haya),
no dejará de nadar
hasta por fin alcanzar
la más dorada medalla.

viernes, 8 de agosto de 2014

Escarcha de los hechos


Cold facts

En vano se desprende lo que pasa
del árbol fantasmal de lo posible:
apenas transcurrido, ya es factible
leerlo de mil formas divergentes,
precarias, espectrales, casi ausentes.
Los hechos... Pero todo se deshace,
se combina, se ahonda, se entrevera.
La muerte también tiene primavera
y el invierno florestas cristalinas.
No puede recobrar quien se disfrace
la creencia en sí mismo: ni desnudo
dejará de posar ni sordomudo
de andar entre señales ambarinas.
La sesión continúa: alguien valora
qué hay de cierto en la luz y se enamora
de la sombra que baila en su regazo.
El vértigo me acuna y me devora.
El juez rompe su mano de un mazazo.

miércoles, 6 de agosto de 2014

En vez de hablar


De vez en cuando sucede
que nos ordena quien puede
volver a la oscuridad;
es amarga la verdad
y en el margen se disuelve
como el columpio que vuelve
vacío de su niñez.
Pedimos a Dios la vez
y él nos da lo que Le sobra:
el atisbo de una obra
que no sabremos cumplir.
Entretenido en vivir,
uno hace pie donde puede.
De pronto, la arena cede
y vemos lo que vendrá:
un espectro que no está
muerto porque no le consta.
El mar olvidó la costa.
La rima olvidó pagar
y este lugar no es lugar:
solo el blanco muladar
donde se vierte la muerte.

lunes, 4 de agosto de 2014

Migas de luz


Hay canciones, o tipos de canciones, que uno está haciendo y rehaciendo siempre. Esta es una de ellas: la pieza es nueva, pero vuelve sobre ideas que me gustan mucho: jugar con el ritmo ternario propio del vals (sin recordar en absoluto a Strauss), construir en tono menor en clave traviesa (en vez de tristona) y traer a la canción pop algunas sonoridades modales, folkies e impresionistas. Una cara B, hecha con mucho cariño, con sus partes de flauta, violín y trompa. Así suena en versión virtual.