jueves, 28 de marzo de 2013

El conjuro de la noche


Empecé las vacaciones de Semana Santa sin rumbo, con una desazón sobre la que flotaba la vieja consigna del maestro Agustín: cuando no sepas qué hacer, haz lo menos posible. La sabiduría que subyace a ese consejo es que si uno renuncia a 'divertirse' u 'ocuparse', dos caminos igualmente penosos, es probable que termine ocurriéndosele algo. En mi caso, de repente me entró la urgencia de recuperar algunas de las canciones que hice en los primeros 90, que no había grabado nunca, o de las que al menos no conservaba ninguna grabación medianamente decente. Hecho eso, recordé que en su día había conseguido un aparato para digitalizar las viejas cassettes que contenían las maquetas cientovolanderas de la era Fostex. El bicho, relativamente eficiente, convierte todo lo que va leyendo en un gigantesco archivo mp3, que luego hay que ir escuchando con paciencia, troceando en dosis y ecualizando debidamente. ¿Tal vez tenía aún en el ordenador alguno de esos mp3 por explorar, trozos de pasado en estado crudo?

Vaya que sí. No había olvidado estas grabaciones, pero me había acostumbrado a vivir sin ellas: a veces, hasta nos habíamos quedado atascados al intentar recuperar alguna de las canciones porque nos faltaba parte de la letra. Traigo las que más me han gustado, comenzando por esta de Luli, cuya letra (aprovecho para transcribirla) dice así:

El conjuro de la noche parece crecerse,
todo gira en torno de tu boca, a veces muerde.
Un te quiero, un pues nada, llevo ya endrinas por dientes,
canciones deshilvanadas, canto para decir nada.

Los pañuelos no se quejan por quererte a veces,
saben bien que las razones no han de comprenderse.
Tu murmullo nuevo se me agarra ya en el vientre.
 
Creo que me estorban en la boca tantos dientes,
qué daría yo por sonreírte simplemente
—por dejar que las pisadas lloraran al verte,
 por dejar a las canciones empaparse de esa suerte.
Las cejillas pronto me revelarán que has muerto.

Quizá no aprenda yo te quiero con tres dedos,
las pelusas bailan en el aire que poseo.
Las miradas marcan ya ese ritmo traicionero
que anunciaban las palabras, tan tostadas en invierno.

Y si el lobo de tu noche aúlla que ando fresca,
no hagas caso y mira bien las corvas de tus piernas.
Y si el lobo de tu noche anuncia que estoy muerta,
no hagas caso y mira las bien corvas de tus piernas.





martes, 26 de marzo de 2013

La sombra del olvido

Rescato otra vieja canción, movida, si no a resplandor, al menos a la mayor, a ver si prospera.

La sombra del olvido devorando nuestros nombres;
las cartas en el fondo que no suelo revolver.
Me olvido casi siempre de lo que me corresponde,
seguramente todo me pudiera recordar

rincones en mi cuarto que nunca le enseño a nadie,
seguramente a nadie le pudieran conmover.

La sombra del olvido
triscando sobre mí;
camino del olvido,
camino al fin de ti.

De ti.


lunes, 25 de marzo de 2013

Dulce sombra (cantada)

Lo prometido era deuda: así suena con su letra, en voz de Fátima, esta vieja canción, una de las primeras que compuse.

Dulce sombra, mi amor de verdad,
dime dónde te pueda encontrar
cuando al cabo me lave la niebla la boca.
Dulce sombra, mi amigo mejor,
mi termómetro dulce, mi adiós,
con los brazos en corro y en torno del alba.
Sin remedio
ni perdón
desharemos
mi canción.

Mesa giratoria

 

Amor, borra la punta de los dedos, 
dibuja en el espejo tus percances, 
atiende la llamada del engaño. 
El tiempo es un señor que escupe sueños, 
una lengua sin flor que bebe números, 
un mosquito con alas de serpiente, 
un volumen de páginas enfermas, 
una jaula de pájaros cascados. 
Pasar es olvidar cómo has venido. 
Llegar es comprender dónde has estado.

sábado, 23 de marzo de 2013

Zarabandilla (Sarabande)

 

Seguimos con la suite barroca (a su manera) que vamos inventando, y esta vez le toca a la zarabanda, danza ternaria de tempo lento, más bien melancólica.

jueves, 21 de marzo de 2013

Siglas

 

Aquí y allá la gente
se muere de manera fotogénica,
mimada por la crueldad ambiente,
cercada por la oscuridad transgénica,
siguiéndole a la noche la corriente.

Como una narración oral escénica,
la vida va arrastrando lo evidente
desde la torpe intensidad edénica
hasta el tono seguro del que miente.

El agua, sangre fresca en cada fuente,
es pájaro sin luz, música asténica,
cuando fluye rugosa de tu frente.

reduce la verdad a quien la siente

quebrarse con angustia impertinente.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Está claro


De la lista de la tertulia política del Ateneo, traigo estos versos, que nos llegan en flor desde las Aguas:

Está claro que las mimosas
o los almendros,
por ejemplo,
si tuvieran que hacer lo suyo
por jornadas laborales
y días de descanso
o de ocio frenético,
no sabrían hacer sus cosas
como, sin saber
orden o plan temporal
lo van haciendo;
porque eso de abandonarse
a la rueda del año viva
es demasiado grande
para, sin turnos ciertos
de siete en siete o de quince
o diez o doce o menos
donde escribir como un mapa
los acontecimientos,
tenerlo conocido.
No: así no podrían
responder con acierto
incalculable al aire
ya dulcemente fresco
sus ramos amorosos
ni abrirse con desvelos
en tantas blancas flores
deshojándose y luego
en mil hojitas largas
relucientes de nuevo
verdor, ni oler tan rico,
más y más, que me pierdo
metida de nariz
entre ellas y te sueño
entonces que eres tú
oliendo lo que huelo.

sábado, 16 de marzo de 2013

Courante

 

Seguimos el maestro Aníbal y yo con la discreta locura de hacer una Suite de danzas al modo barroco. Tras la Allemande, le toca al turno a la Courante, que contrasta con la Allemande en varios sentidos: tiene ritmo ternario en vez de binario y un tempo mucho más vivaz. Me sugirió el maestro que esta vez integrara en la danza algún elemento impresionista —así que la segunda sección de la danza está en modo lidio, uno de los favoritos según creo de Debussy, y desde luego uno de los míos. El registro del melotrón virtual me recuerda algún pasaje de los Cuadros de una exposición de Mussorgsky pasados por Emerson, Lake & Palmer. ¡Hermosos recuerdos!

jueves, 14 de marzo de 2013

Sobreviviendo a los planes de estudio


La corrupción de la enseñanza tiene dos pasos de baile: sustituir la cosa por la historia de la cosa y pasar de hacer las cosas a fingir que las haces. En esto los de letras vamos super avanzados: cursamos historia del arte, de la filosofía, de la música y de la literatura y logramos no enseñar a hacer nada siquiera digno en ninguno de esos campos. Y somos expertos en sustituir la obra por su resumen y en memorizar juicios ajenos y verterlos (¡y aceptarlos!) como propios. Sin empacho.

Yo estudié ya música en el BUP con estos conceptos progresados: memorizábamos palabros y palabros sin ligarlos a nada perceptible. Un día pregunté a la profesora qué era eso de los cromatismos y se puso azul. Turquesa.

A la gente que no entiende la gratitud que le tenemos muchos al maestro García Calvo le ayudaría quizá saber que él nos ayudó decisivamente a desengañarnos de todo eso, a no tolerar que nos dieran gato por liebre y a sentirnos poco o nada llamados a seguir practicando tal tocomocho cuando ocupáramos el puesto de nuestros profesores.

De mis alumnos, creo que un tercio entiende por qué me centro en que desarrollen habilidades reales  (medir versos, analizar oraciones, reconocer figuras), en las que no cabe dar el pego, y rara vez (quisiera escribir pronto jamás) hago preguntas que les permitan vomitarme lo que han memorizado; a otro tercio le da igual (todos los profesores están locos: mi modalidad de locura no les parece peor ni mejor que otras) y el último, francamente molesto, no entiende por qué me fijo en estas tontadas y no les dejo cascarme la lista de características del modernismo o de las obras de Ortega.

martes, 12 de marzo de 2013

Allemande


Cuando me propuso la semana pasada el buen maestro Aníbal hacer una suite de danzas al modo barroco, pensé primero en aprovechar las piezas más o menos bailables de aire medieval o renacentista, o simplemente folk, que se me habían ocurriendo en estos años, con las variaciones y ajustes que fueran menester —pero no tardé mucho en lanzarme más bien a examinar las convenciones de la allemande (por empezar por algún sitio) e intentar replicarlas, con la idea de que hacer una pieza de este tipo tampoco puede ser tan distinto de componer un soneto o una décima.

La ignorancia es atrevida, pero también instructiva. Este es mi primer intento con la allemande: por corregir, porque se repite la estructura AB AB cuando debería ser AA BB, y hay una coda, extraña al género; pero algo hay ya de allemande en la pieza —al menos eso espero.

Para la ocasión he invitado a dos saxofonistas virtuales a tocar el melotrón —aunque, escala oriental mediante, vienen a sonar más bien como clarinetistas balcánicos o del Epiro. Mola. Ahora falta que Carlos cumpla y aporte el bailecillo.

jueves, 7 de marzo de 2013

Thick as a brick (Devocionario pop 2)


Your love's in the sink
(Gerald Bostock).

Informarse,curarse,tener prisa,
ganar tiempo, temer complicaciones,
estudiar con cuidado las razones
y mancharse de esperma la camisa;

provocar sin escándalo la risa,
echar migas de pan a los mirones,
escalar nuestras propias posiciones,
sufragar la fianza con la VISA;

aquilatar los términos de uso,
mudar no de costumbre, sí de clave,
quebrantar el derecho, amar el pasmo;

distinguirse noctámbulo y confuso,
esto es vivir —donde vivir no cabe
sino al borde peludo del orgasmo.

lunes, 4 de marzo de 2013

Si aprovecho la duda, nace un verso (sextina)


Hace muchos años me enseñó David Coll una sextina que había compuesto, pero no entendí bien los pormenores de ese juego, que quizá juzgué estéril. He tenido que descubrir que aquel célebre poema de Gil de Biedma, De todas las historias de la Historia / la más triste, sin duda, es la de España, celebra las convenciones esotéricas del género, para sentirme atraído por primera y quizá última vez por ellas.  Así dice, tal como ha querido salir a toda prisa, semiautomática, mi sextina:

Si aprovecho la duda, nace un verso;
si atravieso tu piel, un laberinto;
mi Teseo por ti te hace Ariadna
y cuando cobro forma ante tus ojos
se renueva fantástica mi lengua
con la turbia gramática de un monstruo.

Acepto mis deseos: soy un monstruo
que envuelve sus errores con un verso
y muerde con placer su propia lengua,
sonámbulo que cruza el laberinto
siguiendo tras la cerca de los ojos
el husmo tenebroso de Ariadna.

El haz es el envés: sin Ariadna
que cuide de su hermano, ningún monstruo
logró sobrevivir; vuelven tus ojos
de letras a fonemas este verso
que cruzan, como hormiga un laberinto,
las formas y funciones de la lengua.

La luna, sin pudor, saca la lengua
y hace brillar la senda de Ariadna:
su inquieta telaraña, laberinto
que atesora en los márgenes su monstruo
ofreciendo las carnes de su verso
al florido horizonte de tus ojos.

Perdida en el oleaje de tus ojos,
legaña sin pupila, arde mi lengua
en la hecatombe plácida del verso,
segando con el filo de Ariadna
la garganta simétrica del monstruo
que teje, cual mortaja, el laberinto.

Cerremos, pues, por hoy el laberinto:
abramos a la intensidad los ojos
y dejemos hozar en paz al monstruo
dibujando travieso con su lengua
en la gruta más honda de Ariadna
el trazo indagatorio de su verso.

El verso es surco abierto:  laberinto;
el hilo de Ariadna son tus ojos
y mi lengua ya quieta fue su monstruo.