sábado, 31 de agosto de 2013

Dulce sombra


Hay canciones, por íntimas, extremas. Uno se lo piensa dos y tres veces antes de compartirlas con alguien, porque aunque la teoría (y la experiencia) sugieren que todos somos extrañamente parecidos allí donde dejamos de ser diurnos, cabe que el que nos escucha se quede pensando que le hablamos en morse o en broma.

Esta es una de esas canciones. La compuse hace muchos años, en la época de estos versos, que hablan de la misma pena:

Qué a solas duermo, hermano, con tu sombra,
que a veces me visita enamorada
y en nubes de sonámbula me abraza.

Qué amarga anda tu lengua con la mía,
revuelta en agridulce agua y tisana
de yerbas incurables y metales,
sabores de peseta en la garganta.

Qué a solas duermo, hermano, con tu sombra.
Qué a solas.

Sonaba por entonces tan desvalida y amarga que aunque encontró quien la quisiera (Antonio Hernández hizo su propia versión, me temo que perdida, al órgano), nunca llegamos a tocarla en directo. Así quedó durante un par de decenios. Este año me volví a encontrar tocándola, y fue tomando forma nueva, de vals. De repente, sin perder saudade, se hizo ligera, casi alegre. Y así suena ahora, con Fátima a la voz y Paco a la flauta.


5 comentarios:

Al59 dijo...

'Cuando al cabo me lave la niebla la boca'. Recuerdo, siendo pequeño, tener la fantasía de que cuando me sacaban de paseo en otoño, el viento me peinaba: mi idea era que, puesto que el viento hacía con tanta convicción eso de remover el pelo, debía saber lo que se hacía, debía hacerlo bien. Cuando los mayores me corrigieron ('el viento no peina, Álex: despeina'), la imagen no desapareció, sino que se convirtió en un símbolo de la redención, de la llegada de un tiempo mítico en que todo se armonizará y tendrá sentido: como la imagen bíblica del león y el cordero paciendo juntos. En otra canción un poco posterior, que no terminé, se desarrollaban ideas paralelas: 'Sigo esperando / que el viento me lave la voz, / que aparezca en Objetos Perdidos mi amor...'. Aquí ese tiempo se identifica con la muerte, donde uno se reúne con la gente querida que se fue antes que tú.

Al59 dijo...

'Mi termómetro dulce'. Dentro de esa poética, de esa manera de asociar ideas, muchas cosas resultan emotivas o estéticas o como queramos decirlo, simplemente porque forman parte del universo de cosas que rodean a los niños y tienen para ellos una especial importancia. El termómetro salía a relucir cuando uno estaba 'malito': anunciaba que estabas mal, pero también que te iban a tratar con especial cariño, con dulzura añadida. Aquí se trasfiere, como aposición, a la persona querida y perdida porque esta era entre otras cosas juez de los intentos prematuros de hacer cosas de quien les habla: como del termómetro, se esperaba de ella exactitud, rigor, pero también benevolencia.

Al59 dijo...

'Con los brazos en corro en torno del alba'. La reunión post mortem con las personas queridas se imagina aquí como un retorno a los columpios, al parque, a la infancia. El fuego de la hoguera en torno a la cual se baila no es un ocaso, sino un alba —aunque quizá un alba sin día, que es más final de la noche que comienzo de otra cosa. Desde la intensidad de ese fuego, la canción que ahora lo nombra, y nuestras propias identidades, parecen cera que se derrite. Al mirarlas desde ahí, se deshacen: 'desharemos mi canción'. No la reharemos: porque al final del final, cuando todo está hecho, ya no hay remedio ni perdón posibles.

Al59 dijo...

Conozco la idea de que uno no debe bajo ningún concepto comentar lo que escribe, que debe renunciar a aclararlo o ampliarlo. De hecho, así lo he pensado o creído siempre: lo que no aparece en el texto, no puede agregarse fraudulentamente a él a posteriori a guisa de comentario. Pero el tiempo me ha enseñado a dudar de lo que creo, y obrar en inconsecuencia. Muchas veces lo que uno escribe es una abreviatura de una larga cadena de asociaciones, de ideas, y su valor es precisamente el de conservar en pocas palabras, como una contraseña, el acceso a ese núcleo numinoso y emotivo. Rehacer el camino, reinventárselo, es la única manera de revivir el texto. ¿Le estará vedado a este lector, entre todos, soñar a partir de lo escrito solo por el pecado venial de haberlo firmado en su día?

Al59 dijo...

Reproduzco en los comentarios de Blogger los que hago en FB porque ya me pasó una vez que todos los comentarios vía FB desaparecieron al cambiar no sé qué formato de la aplicación. Duplicarse o morir, como bien saben los genes.