lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Por qué me persigues?


He pasado un verano sobrio, pero rico en lecturas psicodélicas, de las que iré contando alguna cosilla. La que cierra por ahora el ciclo es To live outside the Law de Leaf Fielding. Es un libro magnífico (con hábil guiño dylaniano) en el que este hombre cuenta cómo, tras una niñez desastrosa, su primer viaje de LSD le convirtió en apóstol del fármaco, y cómo poco a poco se vio involucrado en una red inmensa (y muy lucrativa) de tráfico de drogas.

En lo que llevo leído, hay una escena conmovedora. Fielding está ya entre rejas como resultado de un montaje policial muy aparatoso, la Operación Julie. Acude a verle Wally, un policía que ha desmantelado uno de los laboratorios clandestinos. Al retirar el material, él y sus compañeros policías se exponen sin saberlo al LSD y tienen un viaje glorioso. Pero al final casi todos se sienten culpables y acuden a un hospital a que les 'curen'. El policía necesita hablar con alguien que entienda lo que ha sentido (en su entorno nadie quiere oír hablar del tema) y busca a Fielding. Y se hacen amigos.

En medio de toda la represión absurda, surge esa amistad y ese viaje de los policías, como un regalo inesperado. Después de algo así, es imposible que los agentes no se planteen lo absurdo de perseguir una sustancia que les ha abierto los ojos, aunque haya sido durante una sola noche, a la belleza infinita del mundo. Aunque Fielding no lo dice, queda flotando la idea de que si jueces, políticos y demás pasaran por la experiencia, otro gallo cantaría. Y así, se hace justicia (poética): el ácido se vindica a sí mismo a través de quienes lo persiguen, como Dioniso haciéndose cargo de Penteo, o el Galileo apareciéndose a Saulo.




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