viernes, 28 de mayo de 2010

La canción oscura


Días de alergia. La estacional (a algún polen) y la perpetua (a abusones, lameculos y Pedritos con carguito). Considerando la abundancia del alérgeno, no es raro que no mejore.

*

Penúltimo ejemplo. Alguien sorprende a unos niños cantando esta canción (la de la partitura):

A mí me gusta lo blanco,
viva lo blanco, muera lo negro,
que lo negro es cosa triste,
yo soy alegre, yo no lo quiero.

E inmediatamente les avisa que eso es caca y que los negros son tan buenos como los blancos (de hecho, éstos han sido malísimos con los negros) y etcétera. A partir de ahí, una exitosa campaña para convertir una canción tradicional infantil en un canto supremacista del Ku Klux Klan.

Es cierto que ayuda a no entender la copla que los autores del libro hayan censurado la continuación:

A mí me gusta la gaita,
viva la gaita, viva el gaitero,
a mí me gusta la gaita,
que tenga el fuelle de terciopelo.

A lo que cabría aún añadir, para más claridad, aquella otra seguidilla:

Una moza en el baile
dijo en voz alta:
—Si me gustan los hombres,
es por la gaita.

**

Todo viene conectado, en fin. Son ropas negras las que niegan el color y el cuerpo: las tocas de las monjas, el negro de los uniformes, el ropón del luto. Y muchos de los pañuelos de los que hablábamos ayer.

***

Estamos rodeados de fanáticos literalistas. Ya no recuerdo quién lo dijo: peor que no saber leer es ser gente de un único Libro. El de consignas.

2 comentarios:

Gharghi dijo...

Alguien, español, dijo este fin de semana en El País que los españoles estábamos perdiendo el sentido del humor y volviéndonos excesivamente literales, ¿será eso?

Al59 dijo...

En este caso no es exactamente sentido del humor lo que falta, sino sentido a secas. Es como si alguien ve a un niño diciendo 'lo blanco (de las naranjas) no me gusta, no lo quiero' y le echa una milonga sobre la igualdad racial.