martes, 30 de marzo de 2010

Trueque de sexos


Sé todos los cuentos, se quejaba León Felipe, y no digo que mintiera. Apuesto, sin embargo, a que éste no le había oído.
Los djinns son el símbolo de la relación entre el poder y la impotencia. Lo son también de la relación entre la fealdad y el buen gusto.

Estos símbolos llegan a su punto culminante en la historia de la hija de un rey hindú que cambia de sexo con un djinn. Éste accede únicamente por bondad, para sacar a la princesa de un apuro, pues ella se hacía pasar por un muchacho y he ahí que debe casarse con la princesa de China. Convienen en devolverse sus sexos respectivos dentro de un plazo de nueve meses. La princesa-príncipe acude a la cita, pero el djinn se niega a cumplir lo pactado. ¡El caso es que se ha enamorado de otro djinn y espera un hijo de él!

(Michel Gall, El secreto de Las mil y una noches, Barcelona: Plaza & Janés, 1976, p. 104).

lunes, 29 de marzo de 2010

Shrink


Hay géneros y grupos que no me llaman, pero de los cuales emerge de pronto una canción irresistible. Shrink, de The Gathering, es una de éstas. En el fondo, ¿qué es esto (además de una gran pieza)? ¿Una balada heavy? ¿Goth metal? ¿Trip rock? Y, ya puestos, ¿a quién demonios le importa?




sábado, 27 de marzo de 2010

Homenaje a Erik Satie


He soñado (a veces en voz alta) una música pop que no ignore a Erik Satie. Algo de eso anda suelto, pero nunca suficiente para mi apetito. Uno de los músicos tocados por Satie es John Hackett, hermano de Steve Hackett, el que fuera guitarrista de Genesis. Aquí le tenemos con el organista Marco Lo Muscio, interpretando a la flauta un homenaje al maestro.




(Aquí, la misma pieza para órgano y saxo.)


[Añado otra joya. De nuevo Marco Lo Muscio, esta vez al piano, con su Gymnopedie n. 0, To Erik Satie.]


miércoles, 24 de marzo de 2010

Fuerzas menores


Por la razón que sea, las clases de solfeo me inspiran. Salgo dándoles vueltas a las figuras rítmicas y las melodías acuden solas, exigiendo que les dedique un buen rato (así sea de madrugada) para desenrollarlas y pulirlas. Ésta en concreto es una bagatela: una pieza menor por tonalidad, tamaño y pretensiones, sencilla sin resultar (espero) simplona. Creo que nunca había aplicado con tanto rigor el planteamiento: son tres instrumentos que tocan al unísono (o casi) desde el punto de vista rítmico, pero cada uno en diferente altura melódica, sin coincidir en ningún momento. El resultado es una melodía en las notas agudas (a cargo de la flauta) a la que siguen fielmente dos sombras más graves (un cello y un fagot); o, si se prefiere, una sucesión melódica de acordes. La armonía es de lo más tradicional: todo fluye en mi menor, sin modulaciones ni disonancias notorias. Si digo que el conjunto me suena un poco francés me dirán que lo demuestre, y vive Dios que no podría; pero algo hay de eso.


martes, 23 de marzo de 2010

Los viajes de Sabina


Poca discusión cabe: con los años, Joaquín Sabina ha ido a mejor, reinventándose en varias ocasiones y picando con acierto en casi todos los géneros, desde el blues hasta la ranchera. Comparando aquel Inventario de 1978 con cualquiera de sus discos recientes, Sabina podría hacer suya la frase de Dylan: I was so much older then, / I'm younger than that now.

Sin embargo, en las sucesivas mudas cayeron algunos Sabinas que no han envejecido del todo bien, pero me gustaban. No veo a nuestro hombre componiendo hoy Calle Melancolía, Mi amigo Satán o Gulliver: ni tendría sentido ni le alcanzaría la voz. El disco que las contiene, también ya muy lejano (Malas compañías, del 80), es el comienzo del Sabina rockero y posmoderno, pero guarda aún esencias de los 60 y 70. Lastre, si se quiere; pero también poso, fundamento.

No quiero decir que el Sabina que perdimos en los discos posteriores fuera un cantautor 'progre' (como dicen ahora con asco tantos retros) al uso, predecible. Más bien me parece un bohemio a la usanza del XIX, dispuesto a quemar los últimos cartuchos de un imaginario a punto de caducar: la idea del artista como visionario, rebaño mágico de Satán. En Gulliver, la lista de la compra que cierra el tema (marca de la casa) tiene un deje bíblico, de letanía, muy dylaniano y, a la distancia, un tanto impropio. ¿Qué queda hoy del profeta dispuesto a aparecer ante los demás, si no ante sí mismo, como la voz que clama en el desierto?

No es fácil, por otra parte, encontrar una canción tan aristocrática y contrapopulista: en Gulliver, Sabina convierte a los liliputienses en la mayoría natural: un hatajo de burgueses cegatos y codiciosos, incapaces de comprender al protagonista, el hombre de genio que él era o quería ser. El gusto mayoritario es, así, garantía de error (lo que podría tener curiosos corolarios políticos). Según lo explica el mismo, Gulliver es un antipanfleto. Se dirige contra los que creen que la igualdad consiste en cortarles la cabeza a los más altos. Como diría después Iniesta: Yo, minoría absoluta.



Un día los enanos se rebelarán contra Gulliver.
Todos los hombres de corazón diminuto

armados con palos y con hoces
asaltarán al único gigante con sus pequeños rencores,
con su bilis, con su rabia de enanos afeitados y miopes.

¡Pobre de ti, Gulliver, pobre de ti,
el día que todos los enanos unan sus herramientas y su odio,
sus costumbres, sus vicios, sus carteras, sus horarios!
No podrán, no podrán, no podrán perdonarte que seas alto.

Para ellos la generosidad no es más que un lujo que no pueden pagarse.
Viven alimentados por la envidia que los habita en forma de costumbre.
Míralos revolverse recelosos tras sus gafas de concha.
Te acusarán, te acusarán, te acusarán…

…de ser el tuerto en el país de los ciegos,
de ser quien habla en el país de los mudos,
de ser el loco en el país de los cuerdos,
de andar en el país de los cansados,
de ser el sabio en el país de los necios,
de ser el malo en el país de los buenos,
de divertirte en el país de los serios,
de estar libre en el país de los presos,
de estar vivo en el país de los muertos,
de ser gigante en el país de los enanos,
de ser la voz que clama en el desierto
de ser la voz que clama en el desierto
de ser la voz que clama en el desierto.

viernes, 19 de marzo de 2010

Paul McPardo


Si los Brincos fueron nuestros Beatles, a Juan Pardo le toca el disfraz de McCartney. A los que nos criamos con las monstruosidades que publicó en los ochenta (¡Bravo por la música!), sólo comparables con las de Miguel Bosé, nos tomará algún tiempo recuperarnos para poder apreciar algunas de las baladas que compuso al principio de su carrera. Pero merece la pena. A dos niñas, con Junior, es una suerte de Nights in white satin minimalista. Sol en julio, de los Brincos (que no sé si es de Pardo; quizá sea de la segunda formación del grupo, después de que él y Arbex partieran peras), huele a Here, there and everywhere —y eso es mucho decir.



jueves, 18 de marzo de 2010

No bailes rock'n roll en la cecepé


De nuevo, Teognis de Mégara.

*

No hay cachivache de la LOGSE que no tenga un nombre bárbaro, parasoviético. Así la Comisión de Coordinación Pedagógica, que es en realidad una reunión de los jefes de departamento con el director del instituto. La instrucción que nos han trasmitido hoy los mandos locales, caída de los que saben, es gloria bendita: de ahora en adelante, todo el mundo tendrá su título de secundaria, llueva o escampe. Si no consigue terminar la Enseñanza Secundaria Obligatoria «normal», irá a parar a un PCPI (Programa de Cualificación Profesional Inicial), una suerte de introducción rudimentaria a la Formación Profesional; y si ni por ésas, a una Escuela de Adultos. Inútil objetar que un título que todo el mundo tiene, sí o sí, pierde cualquier valor, rebajándose en la práctica a un Certificado de Estudios. Y aun eso es decir demasiado: vista la tendencia a titular con tres suspensos, y subiendo, habrá que dejarlo en Certificado de Matriculación. Esto y la escolarización obligatoria hasta los dieciocho son los nuevos singles del pop ministerial. Irresistibles.



(Pero no hay Dios ni hay ley que a contradanza
no se puedan bailar: tu muerte es tuya;
tu no saber es toda tu esperanza.)


lunes, 15 de marzo de 2010

Islands


Muchos son los afluentes, pero uno se ha criado con el agua de unos pocos. Mi amor por las islas procede de dos fuentes: las historias de Simbad y Islands, de King Crimson. Nunca disco 'conceptual', como entonces se decía, tuvo ejecución tan feliz. De la canción estrella, Formentera Lady, ya hemos hablado alguna vez. Recupero, entonces, la que da nombre al disco:


...Touch my island,
touch me.

Beneath the wind turned wave,
infinite peace.
Islands join hands
'neath heaven's sea.

domingo, 14 de marzo de 2010

La Señora de la Isla


Si la isla, reposo de las olas, consuelo de insomnes, cobra forma humana, es común que sea femenina: una Señora de la Isla que acoge a los náufragos y cuyo peligro, como el de las sirenas, es resultar demasiado acogedora: un regazo del que uno ya no querrá ni podrá moverse, atrapado en un sueño eterno. La Odisea es la expresión clásica de este motivo, con sus Circe y Calipso, o esos lotófagos que invitan a los hombres de Ulises a probar una planta deliciosa que borra los recuerdos y hace olvidar todo propósito. No andan lejanas las sirenas, que seducen a los hombres hablándoles de las hazañas que éstos han realizado, halagando su vanidad, y amueblan la playa en la que viven con los huesos de quienes les prestan oídos.

La mitología griega, entre otras, ha situado en ciertas islas (las de los Bienventurados) la morada de Ultratumba de los hombres que se han ganado con su virtud el aprecio de los dioses. Aunque unas islas así no tienen acomodo en la geografía real, las islas Canarias (conocidas en la antigüedad como Fortunatae Insulae, «islas afortunadas») sirvieron a veces de patrón para estas ensoñaciones, al modo de la modelo de carne y hueso que sirve al pintor como punto de apoyo para pintar a Venus o a Diana. Modernamente, las Baleares han cumplido una función similar para los artistas bohemios ingleses y los hippies que no se atrevían a sacar billete para destinos más lejanos y riesgosos, como Katmandú o Marrakesh. En Estados Unidos, Hawai, aunque sobreexplotada, todavía conserva cierto encanto ajado asociado a su paisaje volcánico, las guirnaldas de flores que tejen sus nativas y su música relajada.

En la novela gótica Melmoth el errabundo encontramos el motivo de la muchacha tan bella como buena e ingenua, que se ha criado sola en una isla tropical, lejos de la civilización. La actriz Brooke Shields encarnó un personaje similar en El lago azul (1980), donde no encontramos la ironía trágica de Melmoth: casi todo es sirope en la historia de un niño y una niña que crecen solos en una isla de postal y se enamoran cuando se hacen mayores, siguiendo el modelo clásico de Dafnis y Cloe, de Longo.

Incluso en El lago azul, sin embargo, hay indicios de peligro: un hombre malo anda suelto por la isla; en la misma crecen unas bayas rojas, que traen la muerte o un sueño que, como el de la Bella Durmiente o el de Julieta, se le parece mucho.

Una canción de 1969 evoca el lado más relajado de estas islas paradisíacas: Lady of the island, de Crosby, Still & Nash (incluida en su primer LP, homónimo). Así va:



Lady of the Island
(Graham Nash)

Holding you close, undisturbed before a fire,
the pressure in my chest when you breathe in my ear;
we both knew this would happen when you first appeared,
my lady of the island.

The browness of your body in the fireglow
except the places where the sun refused to go.
Our bodies were a perfect fit,
in afterglow we lay,
my lady of the island.

Letting myself wander through the world inside your eyes,
you know I'd like to stay here until every tear runs dry,
my lady of the island.

Wrapped around each other in the peeping sun,
beams of sunshine light the stage,
the red light's on.
I never want to finish what I've just begun with you,
my lady of the island.

viernes, 12 de marzo de 2010

Los viejos amigos


Gharghi recuerda en su blog a Antonio.

*



Death is unreal,
that's the way I feel.
There's more
to be
revealed.
Lovers and friends
meet again and again
in the dear old battlefield.


jueves, 11 de marzo de 2010

Islas al sol


Islas paradisíacas, salvajes y primitivas, pero equipadas con los dispensadores de confort más avanzados: hoteles, yates, equipos de buceo. Como aperitivo, la imagen de una palmera, las aguas transparentes de una cala o un grupo de nativos amaestrados que se disponen a representar ante el turista sus danzas y rituales.
Así nos las vende la publicidad de las agencias de viajes. Pero así han sido siempre, en cierto modo: la isla de clima tropical o mediterráneo es el lugar perfecto donde colocar al buen salvaje que soñara el filósofo ilustrado Rousseau (encarne éste en las tribus primitivas, sin estropear por la civilización, o en el europeo abandonado en ellas que, obligado a volver a los orígenes, como Crusoe, se encuentra a sí mismo). Una suerte de reserva natural donde hombre, fauna y flora se conservan en estado paradisíaco.
Como buen locus amoenus, la isla así entendida, en su vertiente más soft, es el lugar idóneo para el romance, la luna de miel o el flirteo en un ambiente muelle y lujoso. La música de Island in the sun, de Weezer (2001), consigue, a pesar de una letra casi inane, o por eso mismo, evocar eficazmente la magia de estas islas de postal, donde no hay otra cosa que hacer que amar y disfrutar el momento:



When you’re on a holiday,
you can’t find the words to say,
all the things that come to you
and I wanna feel it too.

On an island in the sun
we’ll be playin' and havin' fun
and it makes me feel so fine
I can’t control my brain

When you’re on a golden sea,
you don’t need no memory;
just a place to call your own
as we drift into the zone.

On an island in the sun…

We’ll run away together,
we’ll spend some time forever
we’ll never feel bad anymore.

On an island in the sun…

We’ll run away together…

We’ll never feel that anymore.


lunes, 8 de marzo de 2010

Filogénesis


La Vida no repite.
Por una vez se abren

los ramajes
de su árbol de especies,

por una vez arriesga
su tesoro
al triunfo o la derrota,

inconsolable,

en perfecta

ignorancia.
...Las hormigas
hambrientas,

afanosas,

por húmedos y ciegos

laberintos,

las abejas,

geométricas,

doradas,

en estrictas

repúblicas,

las avispas

discordes

con el anillo amargo

de la envidia,

las langostas
metálicas,

de armadura

impecable,

en sonoros

ejércitos

al sol,

el lento escarabajo
inmemorial
a fuerza
de cada instante,
las voraces libélulas,
vertiginosas,
en ilusorios
círculos
de agua,
las descuidadas
mariposas
de polvorientas alas
en alegre
desorden,
la araña
inteligente,
en su telar
siniestro
de inconfesable
oficio,
el escorpión,
magnífico,
saliendo
de la piedra
aún dormido
y terrible,
el ciempiés
singular,
de simétrica
vida,
de fascinante
paso
pavoroso,
las torpes multitudes

de las moscas
efímeras,
la orquesta atolondrada

y pegajosa
de los mosquitos

vanos,
los odiables parásitos,

recónditos,
los que chupan
la sangre

en el amparo

cálido
del animal

y vosotros, los últimos
testigos, los gusanos
del fango
y los cadáveres,
ignorantes,
por fuerza,
del sentido

de lo que estáis haciendo.


(Julio-1984)

Antonio Hernández Marín,
Cuaderno B (años 80)


domingo, 7 de marzo de 2010

viernes, 5 de marzo de 2010

A vueltas con los genios

(Djinn, por Greg Staples)

Pedí a mis alumnos marroquíes que me contaran ''Diez cosas sobre los genios''. Sumando aportes, salen más de diez (pero tampoco muchos más: aunque caben detalles curiosos, los trazos que sustentan el retrato tienen que ser pocos y constantes). Unifico grafías: yinn (ellos los escriben a veces djinn o jinn) y añado algunos comentarios entre corchetes. Agrupo los testimonios por temas e indico con cursiva los que he transcrito literalmente.

1. Qué son y qué pinta tienen.

1A. Los yinn no son humanos.
1B. Los hay musulmanes y no musulmanes. [Más abajo nos cuentan que algunos hasta peregrinan a la Meca. Los que Salomón encerró en ollas o botellas son del segundo tipo: rebeldes contra Alá. Recordemos que su intención cuando salen suele ser matar a quien los ha liberado.]
1C. Son invisibles: no se les puede ver la cara. [¿Mera imposibilidad o también un tabú?]
1D. No se les puede tocar.
1E. Tienen patas de vaca (o de caballo).
1F. Tienen la nariz torcida.
1G. Son azules.
1H. Pueden transformarse en animales.Por eso se dice que no mates a un animal por la noche.
1I. Dicen que los gatos de noche, si no tienen sombra, son yinn.
1J. A mí de pequeño me contaban una historia de un yinn que se llamaba Bumnajil. Me decían mis tíos: «Lleva una escopeta, es feo», y cuando salía de noche me decían «Mira, ahí está», y yo me asustaba.
1K. Antes aparecían más los yinn. [En Europa, la desaparición de la fauna feérica va ligada a la cristianización e industrialización. En el mundo islámico, hay quien dice que la creencia en yinn languidece; pero recordemos que son una parte de la cosmovisión oficial. El Corán habla de ellos y hasta les dedica una sura.]

2. Por dónde paran.

2A. Los suele haber en cementerios, bosques y casas antiguas.
2B. A muchos de los que cuidan el cementerio se les han introducido espíritus.
2C. Hay una casa en Oujda (donde vivo yo) que quien entra se muere, ahí viven 169 yinn.
2D. Mi madre antes vivía en una casa encantada. Por las noches se escuchaba cómo alguien tocaba a la puerta, y se escuchaba cómo entraba y andaba por los pasillos, y muchos ruidos.
2E. Se cuenta que un yinn se apareció a Mahoma y le reprochó que los suyos no tenían adónde peregrinar. Atendiendo su queja, se levantó en la Meca una Mezquita del Yinn, donde no entran los humanos.

3. Qué hacen y dejan de hacer.

3A. Los yinn no comen. [No, al menos, como los hombres; pero en las Mil y unas noches los hay antropófagos, que se zampan a los viajeros, en plan Polifemo.]
3B. Como los humanos, los yinn [musulmanes] peregrinan a la Meca, pero lo hacen desplazándose por el agua.
3C. Durante el Ramadán, el yinn está encerrado, no puede dañar a los hombres.

4. Ellos y nosotros.

4A. Los yinn tratan mal a la gente.
4B. Los yinn asustan a la gente.
4C. Los yinn entran en las personas.
4D. Cuando los yinn entran en las personas, dirigen el cuerpo de ese individuo.
4E. Los yinn pueden volver loca a una persona. [De hecho, la palabra árabe maynun, "loco", proviene de la misma raíz que yinn.]
4F. Quien tiene dentro un yinn, se tiene que curar durante siete días.
4G. Si alguien tiene en el cuerpo un yinn durante un año, puede enloquecer.
4H. Dicen que cuando estás paseando por la noche y pisas el agua y a tu lado [pasa] un gato, te tienes que curar. [Porque puede que se te haya metido dentro un yinn.]
4I. A muchos de los que cuidan el cementerio se les han introducido espíritus.
4J. Les gusta la sangre.
4K. Cuando la gente va a la Meca, tienen que tirar siete piedras contra el Shaitán / contra el Yinn. [Iblís, el diablo islámico, no es un ángel, sino un yinn.]
4L. A los que tienen dentro un yinn los cura un sacerdote especializado, el fkih, que arroja fuera al yinn leyendo el Corán. [Cf. nuestros exorcistas.]
4M. Si lees el Corán delante de un yinn [malvado], se vuelve loco y se va.

5. Los yinn y otras criaturas sobrenaturales.

5A. Los yinn se parecen a los fantasmas. [En uno de los relatos que me contaban estos días, sobre una casa encantada, a un muchacho que entra en su interior lo posee una mujer que murió allí, en un incendio. El narrador llama yinn al espectro.]
5B. Al yinn lo envía el Shaitán. [O sea, Satán. De hecho, Iblís, el diablo islámico, es uno de ellos.]

miércoles, 3 de marzo de 2010

Valses


Mi sed de valses es infinita. Prefiero los de Satie o Chopin (o el magnífico de Sibelius), pero tolero los de Strauss. Sobre todo, adoro los improbables, como aquél del caballo Enrique o estos dos que les traigo: el Vals Negro de los Stranglers y el Vals de la Luna Nueva, de la Incredible String Band.

Pero el vals ha llegado.
Es una playa sin ondas,
es un entrechocar de conchas, de tacones, de espumas o de dentaduras postizas.
Es todo lo revuelto que arriba.

Pechos exuberantes en bandeja en los brazos,
dulces tartas caídas sobre los hombros llorosos,
una languidez que revierte,
un beso sorprendido en el instante que se hacía «cabello de ángel»,
un dulce «sí» de cristal pintado de verde.






lunes, 1 de marzo de 2010

Una de genios


Este año tengo bastantes alumnos marroquíes, y a veces el humor para pedirles que me cuenten cosas de sus tradiciones populares. Esta leyenda sobre una jin (genio) que se enamora de un mortal parece ser una de las más extendidas; según me cuentan, hasta se ha hecho una película sobre la misma (a ver si averiguo autor y título). Faltas de ortografía aparte, traigo el texto tal como me llegó.

Informante: Halila, de 36 años nacida en Oujda (Marruecos).
Fecha: 9 de febrero de 2010
Recopilador: Ghassán Elafi


Érase un hombre jorobado, pobre, discapacitado y un poco loco que se fue a dormir en un bosque porque no tenía familia, y cuando él dormía vino una jin y se le llevó a su mundo. Cuando el hombre se despertó, se encontró en un castillo, durmiendo en una cama bien vestido, y se asustó. Al mirar al espejo se sintió diferente: guapo, limpio, podía andar bien, peinado, no tenía la joroba y era inteligente y cuando lo vio la jin, convertida en mujer y guapa, le dijo:
-Buenos días, ¿has dormido bien?
Y el hombre, sorprendido, le dijo:
-¿Quién eres tú? ¿Qué me ha pasado? ¿Dónde estoy?
Le dijo la jin:
-Vamos a desayunar y te lo cuento.
-Yo soy la que te ha salvado de ese mundo cruel y te he traído a mi casa.
La jin se había enamorado del hombre. Le dijo:
-¿Qué tal si damos un paseo por la calle?
El hombre le dijo:
-¿Cómo has hecho esto?
Respondió la jin:
-No hagas tantas preguntas y vamos a dar una vuelta.
El hombre dijo:
-Vale.
Dijo la jin:
-Me voy a poner los zapatos y nos vamos.
El hombre no sabía que la mujer era una jin. Por curiosidad, fue a verla y la vio poniéndose los zapatos y vio que tenía las piernas en forma de las piernas de las vacas. Se asustó mucho y decidió escapar, pero de repente [la jin] aparece en la puerta y le dijo:
-Vamos, ya estoy lista.
El hombre dijo murmurando:
-No pasa nada porque tenga las piernas así, y además ella es muy guapa e hizo mucho por mí.
Y salieron a dar una vuelta y cuando volvieron encontró el hombre la merienda, ya estaba lista en la mesa. Cuando la miró a ella, en un segundo ya se había cambiado y el hombre tenía tanto miedo que la quiso matar con una copa que le dio en la cabeza y se cayó la jin y el hombre se lió a correr. Cuando llegó a un parking y se la encontró delante suyo. Y le dijo:
-No me hagas nada, por favor.
Porque había descubierto que era una jin.
-No te voy a hacer nada porque te quiero-dijo la jin.
Y por arte de magia volvieron al castillo en un abrir y cerrar de ojos y al hombre le entró sueño y se durmió y al amanecer, cuando se levantó, le dijo la jin:
-El desayuno está listo.
Y le dijo el hombre:
-Ahora vengo.
El hombre estaba más tranquilo porque sabía que no le iba a hacer nada la jin. Cuando fue a desayunar y acabó, le dijo la jin:
-Si te quieres casar conmigo.
Y el hombre pensó:
-Ella me ayuda y es guapa y no pasa nada porque sólo las piernas las tenga así.
Y decidió que sí y la jin:
-Hoy haremos la boda por la noche.
El hombre dijo que sí, que vale, y que ella llame a sus familiares y yo a los míos. Cuando el hombre salió a avisarlos [a sus familiares] recordó que no tenía. Se sentó en un banco tras que anocheció y vino una limusina a recogerlo y se le llevó a la boda y al entrar por la puerta encuentra a unos monstruos y dijo el hombre llorando:
-¿Quiénes sois vosotros y dónde está mi esposa?
Respondió uno de los monstruos:
-Soy yo. ¿Es que no te acuerdas de mí?
Respondió el hombre:
-¡Cómo vas a ser tú si mi esposa es guapa y viste bien, no como tú!
Y respondió la jin:
-Soy yo y ésta es mi familia.
Y dijo:
-Es que de día somos normales y guapos y por la noche somos así.
Dijo el hombre:
-Te he pasado lo de tus piernas, lo de tu poder, pero esto... No puedo casarme con una persona o lo que seas, contigo.
Y el hombre quiso matar[la] otra vez, a ver si se moría, la cogió del cuello delante de su familia e intentó estrangularla y vio que se moría y abrió la puerta y salió a correr otra vez hasta que se cansó y se paró y de repente apareció ella delante suyo y el hombre llorando:
-¿No me puedes dejar en paz?
Y la jin con solo tocarle le dejó dormido y se lo llevó a casa y el hombre cuando se levantó se encontró dormido con ella y se levantó rápido, asustado:
-¿Qué haces aquí?
-¿No lo sabes? Nos hemos casado mientras tú dormías.
Y el hombre se miró la mano y tenía un anillo de boda. Se lo quitó y lo tiró. Le dijo:
-No quiero casarme contigo.
Y le dijo la jin con su forma humana y guapa:
-Yo te quiero y además puedo matarte con mi dedo meñique, pero no puedo porque te quiero.
Y dijo el hombre:
-Pero yo no te quiero.
Y le dijo "Si quieres, mátame" a la jin. La jin alzó su mano, el hombre cerró los ojos y dijo:
-Mátame, pero nunca me casaré contigo.
Pero la jin no pudo matarle, y el hombre le dijo:
-Si no puedes matarme, devuélveme donde vivo y como estaba.
La jin dijo:
-¡Si vivías en las calles, estabas jorobado y muy mal! Pero aquí conmigo, no.
El hombre dijo:
-Me da igual, pero quiero irme.
Dijo la jin:
-¿Éste es tu último deseo?
Dijo el hombre:
-Sí.
Y añadió:
-Lo siento mucho, peor no podemos estar juntos, somos diferentes.
Dijo la jin:
-Te voy a dar mi número por si cambias de opción.
Y le devolvió a su mundo y el hombre volvió a ser como era antes, sucio, feo, jorobado, etc., y salió a correr dando saltos hacia la ciudad.