sábado, 31 de octubre de 2009

Habanera

...que no vals, aunque tiene algo de su pulso. Toca la Orquesta Finale: laúd, piano, cello, bajo y oboe.




viernes, 30 de octubre de 2009

Sirenas I: Cançó de la sirena


El LP Jardí Tancat de María del Mar Bonet, de 1981, se cierra con esta joya. La letra es del poeta modernista Miquel dels Sants Oliver; la música (con ecos inesperados de Breathe, de Pink Floyd), de Lautaro Rosas.

Ah de la barca! Un palau
més esplèndid que la nau
aquí tindries...

Sé d'uns braços nacarins
i un pit de dolços coixins;
tu hi dormiries...

Carns d'alabastre remulls
i cabelleres raülls
tu les hauries...

Sé la cançó de l'oblit
que entabana l'esperit
l'escoltaries...

En la blavor dels fondals
els meus ulls són dos fanals
brilla que brilla...

La bonança del meu port
és eterna com la mort:
vine, vine, vine...




(¡Ah de la barca! Un palacio más espléndido que la nave aquí tendrías... Sé de unos brazos nacarados y un pecho de dulces cojines; tú dormirías... Carnes de alabastro empapadas y cabelleras ensortijadas tú las tendrías... Sé la canción del olvido que engatusa el espíritu, la escucharías... En el azul de los abismos mis ojos son dos farolas brilla que brilla... La bonanza de mi puerto es eterna como la muerte: ven, ven, ven...
)

jueves, 29 de octubre de 2009

Devocionario Pop (redux)


Hostia: mi libro en la FNAC. Le cambian el título y la fecha de publicación (y no han escaneado la portada), pero alegra lo mismo.

*

Para quien quiera calarlo, dos antologías gratuitas: una aquí (con bonus track) y otra en el Blog del Crítico Constante. Si a reseñas vamos, así lo vio sir Rubén A. Arribas.

**

Hubo (hay) un libro segundo, que se fue de concursos. Ya veremos en qué estado vuelve.



martes, 27 de octubre de 2009

Dale cuerda a la noche


...sin querer suelto el canto la alabanza de las noches
(Pablo Neruda)


Dale cuerda a la noche. Sólo en ella se esconde
la frescura que vuelve poderosas tus alas.
En su reino de libros, borracheras, silencios,
todo es súbito y tiene la honradez de lo humano.
Caen las doce. Tu casa (tu castillo) se enciende
y eres tú su linterna — su monarca fantasma.


miércoles, 21 de octubre de 2009

Are you experienced?


Presentir un poema, seguirlo, darle vuelta y vuelta. Publicarlo. Y marchar (nunca en vano) a dormir.

*

Limítate a reír, que no parezca
que duerme en las entrañas del zapato
alguna piedra incómoda. Ligera
es la mente (quien la voló lo sabe)
e inútil ir tirando de una soga
que nace rota ya. Da por hallada
la clave. Sueña un vaso. Bébelo.


domingo, 18 de octubre de 2009

Ni está el mañana (ni el ayer) escrito


Hay figuras que merecen volver. Lo merecía Hipatia, por supuesto (y sólo por eso habría que estar agradecido a Amenábar) y lo merece Juliano el Apóstata, a quien Gore Vidal dedicó una novela y Fernando Savater un drama, y a quien no haría daño una buena película. En ambos casos, se trata de peces que nadan contra corriente y acaban arrastrados por la presión de la historia. Por eso mismo, siguen siendo actuales, en el sentido menos trivial del término: no nos atrae en ellos el cumplimiento de la necesidad o el destino, sino la resistencia a aceptar lo injusto por mucho que se presente como inevitable (y tal vez lo sea). El progreso puede afirmar bien tranquilo que gentes así no le ayudaron en nada; y que, por eso mismo, le siguen molestando.

Molestan, por ejemplo, a los historiadores porque sus figuras se niegan a quedar reducidas a lo que de ellas se sabe, a un cómputo más o menos vasto, pero al cabo fijo, de rasgos, acciones y obras: a la menor oportunidad, cobran vida de nuevo como personajes de ficción e invitan a imaginar lo que realmente pasó como una posibilidad más de entre las infinitas, quizá no la más digna de relatarse, y desde luego no la única. De este modo, Platón rescató a Sócrates muerto, haciéndole protagonista de diálogos que (como diría el neoplatónico Salustio) no sucedieron jamás, pero son siempre; y es de sospechar que otro tanto sucedió con los discípulos del Galileo, convencidos también de que en su muerto particular había, cifrada pero perceptible, más vida que en sus verdugos. También en Luces de bohemia, Darío sigue vivo mientras Galdós ha muerto, y en general no hay relato basado en hechos pasados que logre vivir si los implicados en él no logran torcer en alguna medida el brazo de la Historia, dejando pasar algo que no esté previamente pasado y concluido.

Vaya esto por algunas de las críticas que va cosechando Ágora, por mostrar, por ejemplo, una Hipatia quince años más joven de lo debido. Ya puestos, cabrá sospechar que tampoco su identidad étnica o racial coincidirá con la de la actriz que la representa; peor aún, podemos acabar descubriendo que la Alejandría de la película es un decorado y que en realidad los implicados no hablaban en espofcont, sino en griego helenístico. Acabáramos.

Dicho esto, tampoco es bueno que la Hipatia de Amenábar acabe convirtiéndose en otra versión oficial, que se confunda con la historiográfica y acabe suplantándola. No sé si ese peligro existe (está claro, más bien, que hay voluntad de exagerarlo), pero en todo caso el fármaco más adecuado es llevar a primer plano otras Hipatias igualmente dignas de presencia. Así, frente a la mártir de la Ciencia que vio Sagan, conviene recordar a la protagonista de La perra de Alejandría de Pilar Pedraza, una filósofa cuyas preocupaciones neoplatónicas abarcan el mundo de Hécate y Dioniso (como, al parecer, las de la Hipatia histórica abarcaron a Hermes Trismegisto y los Oráculos Caldeos) y que, lejos de ser una vestal de hielo, vive más bien en un equilibrio febril y transitorio.

Uno, en fin, puede preferir una Hipatia soñada por Pedraza (o por Hillman, si se animara) a la de Sagan (de la que parece alimentarse, o eso dicen, Amenábar). En cualquier caso, no es mala noticia que este espectro no descanse en paz y siga apareciéndose a los descendientes de sus asesinos. Quizá acaben aprendiendo algo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

El maestro de órgano (redux)


Me daba un poco de miedo, pero me lo pidió Luli, y hay cosas que. Aquí va la versión cantada de El maestro de órgano, acompañada sólo con guitarras. (Grabación apresuradísima y tal. Digamos que hasta yo lo puedo hacer mejor, pero dudo que encuentre cuándo.)




martes, 13 de octubre de 2009

Un clásico

No creo que haya bloguero que no se abisme de vez en cuando en las estadísticas que dan idea (aunque sea vaga) del uso que recibe su blog. Uno de los capítulos más interesantes es la lista de los términos de búsqueda que llevan a la gente a asomar por aquí la cabeza. Hay desencuentros, claro, pero por lo que veo hoy, predomina el acuerdo: se trate de fantasmas, fármacos o canciones, casi todos están en nómina. Mi top veinte, por orden de frecuencia y comentadas:

1. veronica veronica veronica (uruguaya, santa y espectro)
2. campos de fresa (¿será el que me temo?)
3. campo de fresa y el lsd año de consumo y musica de beatles (éste sí) & campo de fresas musica psicodélica (mejor me lo pones)
4. principe de beukelaer cancion (¿vale emocionarse?)
5. sobre un vidrio mojado tema original (y adaptado)
6. la mora con dientes verdes
7. poemas de quince silabas
8. porque decimos que parmenides recomienda el trabajo como camino de la superacionde la manipulacion (ni idea)
9. un rey tenia tres hijas delgadina se llamaba
10. viviana campos desnuda (estaría bien)
11. dedicatorias misas de 15 años (¿ein?)
12. orquesta que haga musica fantasmal (mi favorita)
13. las grecas droga (talego, talego)
14. ummagumma significado (sí, señor)
15. el viejo estados alterados (de inocencia)
16. ruben dario cuentos que recitó a mahoma (que alguien escriba esta entrada, please)
17. nacho cano las niñas bonitas no pagan (que lo sepas)
18. ejemplos de sinestesia en poemas
19. traduccion julia dreams (marchando)
20. iruecha (ni idea)

viernes, 9 de octubre de 2009

El maestro de órgano


Hoy han homenajeado a Antonio Hernández Marín sus compañeros de la Escuela de Egiptología. Me hubiera gustado asistir, pero lo descarté, con dolor, hace días. Esta mañana, fiel al marasmo de este comienzo de curso, había olvidado por completo la cita. Daba vuelta a mis miserias cuando ha llegado por su propio pie esta canción, que con sus quiebros me ha animado un día bastante precario. Maestro de órgano le llamábamos cuando empezamos a visitarle, y lo era, aunque apenas nos dejamos enseñar. Como él diría, es casi un exceso que después de todo siga haciéndonos regalos como éste.



El maestro de órgano
cruza la puerta,
la mañana abierta
comienza a vibrar.

Somos cuerdas sin arco,
estrellas de un charco,
los viernes de un año
sin números ya.

¿Dónde van esas cosas
que no se reparten,
amores sin arte,
columpios sin parque,
dolores que nacen
y no mueren ya?

El maestro de órgano
cruza la meta,
la ruta secreta a
los pueblos del sur.

El reloj de la sala
despliega sus plumas,
un rastro de dudas
que eriza el cristal.

Somos números negros,
relámpagos ciegos,
acordes de fuego
que buscan el mar.

El maestro de órgano
cruza los dedos,
aventa los miedos
que puedan quedar.

Por jardines de roca
la luz se presume,
crepúsculo impune
sin punto final.

¿Dónde van esas cosas
que no se reparten,
amores sin arte,
columpios sin parque,
dolores que nacen
y no mueren ya?






(Si GoEar sachangao, aquí está el mp3)

(Re-actualizado: salen piano, órgano y theremín, entran cello, dulcimer y contrabajo. A la canción le ha salido una coda que pregunta por Erik Satie.)

jueves, 8 de octubre de 2009

Let me take you down...


I will diminish...
(Galadriel)

Degradación es una palabra tan resbaladiza que a lo mejor merece la pena analizarla un poco. Viene de grado: escalón. Degradarse es bajar peldaños, perder puntos, ir a menos. Parece que el modelo mítico de toda degradación fuera el descenso a los infiernos. En El día de la bestia se hacen buenas bromas con eso: para poder entrar en contacto con el maligno, el cura que encarna Angulo tiene que 'degradarse' haciendo barrabasadas. La degradación parece la sombra junguiana del éxito: corruptio optimi pessima, más dura será la caída. Pero también el sueño es una caída o un descenso: to fall asleep, caerse de sueño, y así la imagina Lovecraft en sus aventuras oníricas, una escalera de setenta peldaños para el sueño ligero, otra de trescientos hasta el Pórtico del Sueño Profundo.

Degradarse es malo, pero, extrañamente, profundizar en los problemas es bueno. ¿Hay o no hay que tomar "lecciones de abismo"? Dante no viaja directamente al Paraíso, seguramente porque la degradación, el descenso al sótano, es parte impepinable del viaje del héroe. Hasta parecería que la necesidad de matar al monstruo que se esconde allí, que es lo primero que a uno se le ocurre, es más una excusa que una razón verdadera para el descenso: ni Dante ni Heracles ni Orfeo bajan por eso. Por otra parte, tampoco está claro que la doncella atrapada en esos lares (el otro móvil socorrido) esté tan a disgusto como parece, al menos según la versión un tanto novedosa del mito de Perséfone que nos dan Alicia Esteban y Mercedes Aguirre en sus Cuentos de la mitología griega, en la que la Niña sabe lo que hace cuando prueba la granada y se descubre enamorada de Hades justo cuando tiene la oportunidad de abandonarlo. Queda un tercer móvil: el tesoro escondido. Y un cuarto, que parece el definitivo: bañarse en las aguas del Leteo para renovarse, morir para renacer. "De la escuela de la vida: lo que no me mata me hace más fuerte".





domingo, 4 de octubre de 2009

El ángel caído (Danza Invisible)


¿En qué jaula encerrar a este diantre? Lo normal sería considerarlo alegórico, pero la canción cobra más y mejor sentido si la ponemos en labios de Lucifer en persona (hay precedente), que se dirige al Mismísimo, y no en los de un amante mortal que se siente, por condenado, diablo. (No obstante, alegóricos suenan algunos extremos: la espada de tu odio, el infierno de mi corazón). Por lo demás, pocas veces el pop español se ha puesto 'literario' con tanto acierto. Habría sido lindo que el autor del vídeo de La estatua del jardín botánico, de grata memoria, hubiera producido otro para Danza Invisible, con la estatua del Ángel Caído, del Retiro, como zona cero. No pudo ser, creo, pero nos queda soñarlo. La letra, desde luego, invita.


El ángel caído
(Danza Invisible)

Los cielos de tu amor se elevan sin mí
y escupen a mi paso rayos de impiedad,
me duele hoy el pecado que ayer cometí,
condenado a no amarte nunca jamás.

Hogueras y deseos encienden dolor,
un sufrimiento eterno me perseguirá.
Habito en el infierno de mi corazón.
Te pierdo entre cenizas, sé que no te encontraré
jamás, jamás, jamás, jamás.

Soberbio fue el error, disculpas no hallé,
la espada de tu odio de ti me alejó...
Tormentas en el tiempo el cielo arrojó
y arrastro tu mirada en las llamas de alrededor.

Tú eres el culpable, tienes el poder,
injusto el castigo, perdida la fe.
Juro para siempre que no te odiaré,
perdido está mi tiempo, no volveré a amarte
jamás, jamás, jamás, jamás.

(Maratón, 1985)





viernes, 2 de octubre de 2009

El Diablo y yo


Demon est Deus inversus

En un mundo donde las cosas sólo pueden hacerse como Dios manda o con los pies, no puede decirse que el descontento tenga muchos caminos. No hay que andar mucho, sin embargo, para que la opción entre Dios y su Zarpa Derecha resulte tan apasionante como optar entre el PP o el PSOE. Se precisa otra vida, que diría Battiato. Tertium datur. Con permiso de Baudelaire y otros diabolizantes, aquí va este casi romance disuasorio sobre el Maligno y sus fundamentos.

Me and the devil was walkin' side by side...

(Robert Johnson)

El diablo y yo, que fuimos compañeros
tan íntimos en tiempos no lejanos,
nos hemos distanciado últimamente
y sólo cortésmente nos tratamos.
A él le interesa el alma de los píos:
resopla cuando huele los rebaños,
dispuesto a hacer sus trucos. Yo me alejo
tan pronto oigo en el aire sus esquilas
y procuro ponerme a buen recaudo.
—¿A qué tanto furor? —le dije un día
en que nuestros caminos se cruzaron—.
Es un engaño el Dios que a éstos les guía.
No hay servidumbre de que liberarlos.
No lograrán volar por más esfuerzo
que pongas en soltarles los zapatos.
—Ah, compañero, tú no entiendes nada.
Yo los aparto de Él porque los amo...
Sin mí, nada serían de provecho.
Los quiero de verdad, y (¿a qué negarlo?)
la guerra es larga y necesito tropas
con que ganar, tal vez, nuevos asaltos.
—Ya veo, Satanás, cuál es tu porte.
Los quieres reclutar para tu bando.
Eres gregario al fin como el que más:
gregario y amoroso. Tan cristiano...
De entre mis manos rotas su pezuña
flamígera apartóse con espanto.
Tal vez fuera ilusión: mas parecióme
que se quedó en un tris de persignarse.
—Que nadie sepa esto —dijo al cabo.