jueves, 31 de mayo de 2007

Piensa en mí


De nuevo el concierto del Paraninfo, mayo del 97. Rafa compone, toca la guitarra y canta; Luli hace los coros. La canción siempre nos ha gustado más a nosotros que a él, pero Rafa no se negaba a cantarla, a petición popular, llegado el caso. Ahora la hemos rescatado, pero (a mí al menos, me) es difícil reproducir esa forma muy suya de tocar la guitarra, tan rítmica y melódica a la vez.


Que mi canción ya no es la misma, debe ser,
que no te suena de nada,
que mi escondite ya no lo puedes ver
porque no está donde estaba.
Que hemos perdido las ganas de reír,
hemos perdido las ganas,
y aunque no son las costumbres para mí,
añoro la de tu almohada.

Tú vas volando en tu cielo de papel
y yo te espero en el suelo
y aunque parezca que no hay nada que hacer,
puedo cantar que te quiero.
Más vale tarde que nunca, y es mejor
beber del agua pasada
y aunque jamás me ha gustado esa canción,
yo sin tu amor no soy nada.

Piensa en mí, un poquito piensa en mí,
mientras llegan las ganas de dormir.
Piensa en mí...




miércoles, 30 de mayo de 2007

El ángel a Agustín


Por esos mundos de Dios, en excelente compañía (incluso si despierto) andará Rafael Herrera Montero, Rafalín, que hoy día 30 de mayo da una conferencia sobre el maestro en Yánnena, Grecia. El programa lleva su huella:

¿Qué tienen en COMÚN Heráclito, Macbeth, el anarquismo, los sonetos de Shakespeare, Edipo, el Marqués de Sade, un cuartel ocupado, la gramática, la demolición de la sociedad del bienestar, el cementerio marino, Virgilio, las canciones de Brassens, la métrica, un bosque de Zamora, dios=dinero, un burro atropellado por un coche, Lucrecio, la lucha contra las ideas y Homero?
Dice Agustín García Calvo:
la RAZÓN

Todo esto lo charlaremos, a través de sus poemas,
el 30 de mayo en Abanico

ENTRADA LIBRE

No estaremos allí, pero allí nos sentimos, y puede que se nos sienta. No hace tanto cantábamos juntos en el cuartel Viriato (un cuartel ocupado) los poemas de Valorio 42 veces (un bosque de Zamora), que no se comen, pero saben a gloria. Hoy busco entre los poemas de Rafa y encuentro éste, incluido en su mágico Libro del agua. Va por vos, compañero.

EL ÁNGEL A AGUSTÍN

El mundo entero cabe entre mis manos,
jamás ha estado fuera de mis manos.
Tú mismo vives sólo entre mis manos

porque no tiene límites el agua
y tú y el mundo entero sois el agua
y a Dios lo tengo en una gota de agua.

martes, 29 de mayo de 2007

Ranchera del caminito


Songfacts

1. Mismo concierto (Paraninfo de la Complutense, mayo del 97). Luli, compositora, a la voz y la guitarra rítmica, y Rafael Herrera a la otra guitarra, que va duendeando.
2. También esta canción estuvo cerca de entrar en el disco, pero no tuvo suerte: lo de grabar una ranchera no le convencía al productor (admirable Javier).
3. Siempre he pensado que música de duermevela no define mal el repertorio del grupo. A esta canción, desde luego, le viene al pelo.


Caminito de frente
según entro al sueño
he encontrado una fuente
de deseos pequeños
mojados en tequila bueno.

Sólo falta
la fiel compañía
de un mariachi atento
que sepa cantar
la alegría que encierra
la pena que siento.

Las rancheras
que vayan mojando los ojos
de aquellos que sienten
que en un breve espacio
de tiempo lo han perdido todo.

Somos ésos nosotros,
los que ahora reímos
buscando las cosas
que algún día tuvimos,
asi entre canciones
crecemos

con las uñas tan blancas,
sin las vitaminas
que proporcionaban
las camas calientes
de noche
en buena compañía.

Y ahora pon más tequila,
el alcohol sí perdona,
el sopor que me envuelve
me acerca a tu sombra
y si tú te acercaras,
diría

con la voz muy profunda,
cargada de vida,
estas pocas palabras
que siento tan cerca
y certeras
como tu saliva.

En el hilo que asoma
al fondo de tu boca
he venido a colgar
este amor que trastoca
la tonalidad de las flores.

Y es que algunas vertían
brillantes colores
en negros presagios
que se convertían despacio
en agudos dolores.

Y en el puente
que voy a levantar
desde esta mi ventana
a tu dulce costado
he querido sembrar
el aroma de azahar.

Y podré así tenerte
tan cerca del aire
que un día cualquiera
que se está acercando
voy a desnudarte
sólo respirando.






lunes, 28 de mayo de 2007

El hombre propone


Songfacts

1. Luli sola, en directo, en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid, 27 de mayo del 97.
2. La canción estuvo a punto de entrar en Por amor a lo que venga, el único disco de Ciento Volando, pero a la autora le pareció que daba mucho la charla (sic).


El hombre propone,

la angustia dispone
en hileras el grito
de los principitos
que lloran en cada estación.

Como las manzanas
que caen de los libros,
maduran palabras
en los catecismos,
nostalgias de la sinrazón.

Todas las pisadas
que son las hormigas
que pueblan los nombres
que nunca se olvidan,
que escriben al borde
de la despedida
la desolación de la flor.

El hombre propone,
la boca dispone
los dardos sin lengua,
barquitos y treguas,
capones en el corazón.

Todas las ventanas
que viven abiertas
y no tienen rejas
y no tienen puertas
y sabren abrirse al dolor.

Todas las llamadas
que son las varices
que engordan las ganas
y las cicatrices
que van recubriendo
los pétalos grises
que adornan la cara a la flor.

El hombre propone,
los posos disponen
los discursos llenos
de amor y veneno,
las letras de la confusión.

Todos los enfermos
que no son distintos
y buscan en su
peculiar laberinto
verdades y revelación.

Las lágrimas frescas
que son las querencias
expuestas al aire,
maldita inocencia,
el aire que empieza
a veces refleja
la lenta quietud de la flor.

La tierra propone,
hila el hombre y dispone
las armas bien puestas,
todas las respuestas
acaban formando oración.

Somos las prisiones
que no se ventilan
y viven con charcos
repletos de espinas,
así se evaporen al sol.

Todas las miradas
que son lo vivido
y que no tienen fuga,
tampoco sentido.
Quisiera haber visto
ese tono distinto:
la conspiración de la flor.




domingo, 27 de mayo de 2007

El fin


...y el cabo.

Songfacts

0. Ciento Volando meets Los Piratas.
1. La canción hace pareja con Casa Tomada; supongamos el single.
2. Aquí Dani lo hizo todo: composición, arreglo e interpretación (su primera al teclado).
3. En directo, con violín, melódica y punteo setentero, esto suena distinto —pero va camino de sonar, de otro modo, igual.


Siempre que te miro,
te imagino en otra vida,
pero nunca me imagino
dónde empieza ni termina.

No sé comportarme,
no sé qué pensar;
no sé si llamarte
o si no llamar,

y aunque eso bastase
para construir la frase
que nos dice adiós,
voz en off
para un fin...

Compartir momentos
en ciudades invisibles,
buscar en los desencuentros
los archivos compatibles.

No pienses en nadie,
no mires atrás;
no dejes que el tiempo
nos destruya más.

No dejes que pase,
no permitas que la frase
que nos dice adiós
llene nuestros últimos compases.

Duermen los gatitos
en el sol,
me parece igual
y todo es diferente.

Tal vez no lo entiendas,
pero yo
solamente quise
no alargar el fin.

Cambiar los horarios,
encontrar las diferencias,
desmontar los escenarios,
mantener las apariencias.

Todo lo que haces,
antes o después,
cambia de sentido
cuando no lo ves.

Nuevas enseñanzas,
descambiar las esperanzas
y eso que el dolor
va en las mismas cajas de mudanzas.

Antes, sin buscarte,
te encontraba,
todos los caminos
iban a tu encuentro

—y aunque no ha cambiado
casi nada
ahora me parecen
señalar el fin.

Bragas con sabores,
ya llegó la primavera,
pasan trenes de colores
por el túnel de las venas.

Pequeños mensajes
que nos dicen ven
vuelan por el aire
de andén en andén:

neurotrasmisores
que curan el mal de amores,
pero en la estación
tú sigues tu vía y yo la mía.

Yo ahora no sabría
dónde estamos,
después de una selva
siempre hay un desierto.

Todas las señales
que encontramos
ahora me parecen
señalar el fin.

Siempre que me miro,
me imagino en otra vida...





sábado, 26 de mayo de 2007

Nube de recuerdos


Songfacts

1. A mi parcial entender, el final de esta canción, que alguno hallará sonso, vale (y resume) la canción entera —aunque no sabría explicarlo.
2. La canción, de Daniel, es tan antigua que cuesta entender algunas referencias: Ciudad, con mayúscula, es un enclave mítico de los cuentos que escribía Dani por entonces, a finales de los 80 (Quisiera partir / rumbo a Ciudad; / mas sólo iré si la noche es clara / y tú vas detrás); el 47 es un autobús que recorre, entre otras, la calle de Oporto, en Madrid, y que en aquella época impaciente llegaba siempre tarde (o no llegaba).
3. La grabación es reciente. La canción tuvo en su día un arreglo más convencional, del que no queda nada, y este otro fue uno de los intentos de abrir las canciones de Ciento Volando hacia un espectro sonoro más amplio, menos cantautoril, con teclado y guitarra eléctrica. (Ahora, replíquelo en directo si se atreve.)
4. ...Lo que decía Ian Anderson: Nuestra música es como la zarzaparrilla. No le gusta a todo el mundo, y probablemente ni siquiera a la mayoría. Pero si te gusta, es probable que no encuentres fácilmente algo parecido. O sí.


La tarde había ido cayendo en un rincón
sucio y triste que tengo en mi habitación
donde guardo las guitarras, las arañas,
los libros que hay que olvidar.

Por el cielo pasa un barco de vapor.
¿Cuándo fue la última vez que hice el amor?
¿Qué pasado me ha robado
lo que nunca quise a nadie regalar?

¿Qué ciudad oculta nuestros cuerpos,
de Ciudad enamorados?
Antes de morder el polvo
buscarán, copa tras copa,
salir de la vieja Europa.

Por culpa de la última hora de dolor
se nos hiela cada noche el buen humor,
por culpa de los 47s que se pierden
rumbo al mar de smog.

Qué será, qué no será tras el reloj,
la tarde había ido cayendo y se partió,
se rompió en dos mil pedazos
que brillaban en la noche.

No eran las estrellas,
que había un apagón;
no eran las farolas, no,
que había polución.

Que era una nube de recuerdos
que se fue alejando hacia Oriente
lentamente,
débilmente,
tristemente,
sutilmente.




viernes, 25 de mayo de 2007

En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso


Las circunstancias nos han vuelto islamófobos —al menos, presionan tanto que parece inútil resistirse. Ante cualquier enfrentamiento entre la cultura laica de raíz ilustrada y el Islam «realmente existente», no caben dudas ni equidistancia: dentro del marco aconfesional, en el que la ley atribuida a Dios y la concertada por los hombres no se cruzan ni confunden, podemos convivir, mejor o peor, gentes de toda laya. Fuera de él, a los impíos (nos dará igual ser paganos, agnósticos o del Betis) nos espera lo peor —y lo sabemos.

Cuando uno se ha criado con Las mil y una noches de Rafael Cansinos Assens, más cerca de Samarcanda y Basora que de Bruselas y Teruel, verse abocado a tomar partido duele —pero peor sería engañarse. Lo mejor que se puede decir del Islam de Al-Farabi y El collar de la paloma es que no tiene nada que ver con este neoislam cavernoso alentado por los saudíes. Pero ése es precisamente el problema: aunque otro Islam haya sido posible (y a ratos efectivo), hoy no tenemos delante a Jayyam e Ibn Arabi, sino al rey de Marruecos, los Hermanos Musulmanes y el yihadismo en sus mil vertientes infectas.

Puede que parte de la estrategia a seguir sea precisamente reivindicar todo lo que estos fundamentalistas sin fundamento detestan, y que sin embargo abunda por fortuna en su propia tradición: frente a la prohibición del alcohol, la poesía anacreóntica de Abu-Nuwas; frente a la homofobia estúpida, la ambigüedad andalusí; frente al literalismo, la sutileza zen de los sufíes.

La editorial Alba ha publicado en el 2006 una obra de gran valor de Cansinos Assens , que complementa su legendaria traducción de Las mil y una noches en Aguilar. Son dos tomos: uno titulado Mahoma y el Korán. Biografía crítica del profeta y estudio y versión de su mensaje y el otro El Korán. Traducción directa, literal e íntegra.

La admiración distanciada, crítica, con la que Cansinos habla de Mahoma y su obra nos devuelve a parámetros de lectura civilizados. Su Mahoma es, por ejemplo, un gran poeta, algo de lo que costará convencernos, pero que podría ser cierto. Sobre su carácter profético, Cansinos hace observaciones realmente agudas, con la proporción justa de zurra y halago. Espigo unas cuantas:

Mahoma es un genio en lo intuitivo, impulsivo y espontáneo; es el hijo del desierto; pero al mismo tiempo está dotado de un talento secundario, de carácter práctico, que suele faltarle al genio puro, y que le permite administrar los frutos de su intuición; meditar sus actos y pesarlos en la balanza del mercader. Su genio es místico, se manifiesta de un modo intermitente y arbitrario, por inspiraciones; pero luego su talento secundario sabe aprovechar esas inspiraciones, sistematizarlas y dotarlas de perduración. (...) Esta aleación de locura genial y normal sensatez es lo que desconcierta a los primeros críticos occidentales de Mahoma y les mueve a acusar al profeta de astuto y hábil simulador.

(...) Lo que le ocurre a Mahoma es que la época en que aparece representa para él una inferioridad. Es el último de una serie, que ya no puede decir ni hacer nada esencialmente nuevo. Sus gestos y palabras siempre parecerán remedo o copia. Ser el último significa necesariamente ir a la zaga de los demás. Mahoma, como su Korán, es una síntesis. Y así considerado es como gana importancia. Aunque sus antecesores lo aventajen en aspectos parciales, y Moisés lo supere como caudillo y legislador, y David como poeta sagrado, él los aventaja en conjunto, pues es a un tiempo Espada y Verbo. Sólo Jesús lo deja atrás, por la universalidad de su mensaje.

(...) La grandeza de Mahoma resalta patente si se le considera como profeta auténtico, y más aún si se piensa que su Revelación fue un fraude y su obra simple resultado del ingenio y el esfuerzo paciente y tenaz, que es naturalmente nuestro punto de vista.

(...) Dentro de su área geográfico-étnica, Mahoma resulta de absoluta grandeza. Es el profeta y hasta el Mesías de los árabes. Funda una religión para ellos y logra imponérsela. En eso queda a la altura de Moisés. Pero no llega a la universalidad de Jesús. Ése es el mayor reparo que puede ponérsele a su grandeza. No pasa de ser un profeta étnico. (...) Sólo en raras ocasiones se eleva a la universalidad de los griegos o de los judíos, y entonces no hace sino repetir lo que éstos han dicho.

(...) Sobre la azora mahomética gravita un aura epiléptica, que la estremece y sacude y sopla un aire abrasado en la fiebre de los desiertos. Las visiones del Korán son espejismos. Mahoma vislumbra a Dios, los ángeles y todo el mundo sobrenatural a través de una calígine que lo deslumbra. De ahí la imprecisión de su teología.

jueves, 24 de mayo de 2007

Amor maestro


Songfacts

1. Por la razón que sea, ésta es la canción de Ciento Volando que más rula por EMule —y siempre es así, todos los días. Las demás suben y bajan, pero ésta se mantiene siempre en cabeza, sin dar explicaciones.
2. El sábado pasado, día de concierto, hablamos de ella, entre otras que nos gustaría recuperar. A Luli le recuerda a Antonio Vega; a mí, a Los Secretos. Uno y otros son maestros de las melodías tristes en tono mayor y tempo moderado —una suerte de contradiós, donde no es fácil decidir qué elemento aporta la tristeza, musicalmente hablando. Pero ahí está, como el hada mala junto a la cuna de la Bella Durmiente.
3. La letra es un soneto de Agustín García Calvo, de su homenaje al bosque de Zamora y a su primer amor, Valorio 42 veces. Si no el mejor poema de la colección, uno de los mejores.
4. Musicalmente, la canción es en realidad varias canciones, dispuestas de forma un tanto peculiar. Está la introducción, inventada el mismo día que la grabamos, o casi. Después una melodía alegre de la flauta, que fue alguna vez canción independiente pero quedó sin letra. Sigue un punteo, que ya va entrando en materia melancólica, y por último el soneto.
5. Me decía el insobornable Ricardo que la guitarra de esta canción, sobre todo la solista, suena a lata, y así es. A modo de atenuante, recuerdo o imagino las prisas con las que está grabado este tema, y tantos otros de Ciento Volando. En la misma tarde perdida, en un par de horas, Daniel y yo la arreglaríamos y soltaríamos ahí a toda prisa, sin tiempo para ecualizar nada. Sin embargo, hubo un instante afortunado para ese detalle del psalterio o simarra, en 0:55 y siguientes, que no es nada pero siempre me pellizca el corazón.

Cuando iba ya a quedarse en nuestras manos
mustio el amor, cansado de los días
que huyeron lentos como tú querías,
hechos costumbre al fin los besos vanos,

al mirarme tus ojos cotidianos
en el adiós, de pronto no sé, amada,
cómo te tengo a mí tan abrazada
que tu pulso y mi pulso van hermanos

y por fin, masa viva ante mis ojos,
mis sentidos enciende tu cintura;
están tus labios más que nunca rojos
y el beso nos abrasa y dura y dura.

¡Oh amor maduro al fin, oh amor maestro,
que es desear tener lo que ya es nuestro!




miércoles, 23 de mayo de 2007

Más versos del revés


JRJ solía explicarse, y muy bien —pero por desgracia no tengo a mano lo que tuviera que decir sobre su libro inédito Esto (1908-11), una de cuyas secciones es Poesía del revés (en Leyenda, Versos del revés).

¿Por qué del revés? ¿Compartía JRJ la idea, bien explicada por Carlos Bousoño, de que la poesía propiamente dicha, «del derecho», debe evitar lo humorístico, que sería su imagen invertida? Bousoño lo expone así (si no lo simplifico demasiado en el recuerdo): humor y poesía como dos maneras semejantes pero incompatibles de jugar con el valor añadido de las palabras, sus connotaciones y el potencial analógico de los fonemas que las forman. Ante el contrajemplo de la poesía satírica y humorística, Bousoño se limita a indicar que se trata de humoradas en verso, pero de ningún modo poesía en sentido estricto. La lírica alza el vuelo; el humor nos devuelve a tierra.

Es tentador pensar que Juan Ramón viera, efectivamente, estos experimentos como inversiones del sentido que toda poesía debe tener, o al menos del sentido principal que él pretendía dar a la suya. Sin embargo, incluyó muestras de esta 'obra al revés' en las antologías de su Obra, lo que parece indicar que cumplen una función en ella. Aunque su mirada estuviera casi siempre en otra parte (fundamentalmente, él mismo, y lo inmediato teñido de sí mismo), en un momento determinado quiso tratar ciertos temas 'comprometidos', sociales, en verso (la crítica de cuanto hipócrita, cursi y mal hecho hay en el trato de los hombres) y sintió que la ocasión exigía una poética alterada ad hoc.

No tengo ahora tiempo para comprobar si estos años son los de la Residencia de Estudiantes y la influencia de su laicismo militante, pero sospecho que sí. Una de las tres muestras de Versos del revés en Leyenda nos presenta una procesión letal de Semana Santa:


SEMANA SANTA

La procesión avanza. Sibilas y civiles
preceden al calvario; después pasa la muerte,
el tiempo... y un espacio... y entre dos alguaciles,
el diputado a cortes por... «nuestra mala suerte».

¡O diputado a cortes, hombre de dama y coche!,
¿tú no ves a Saturno? ¿A tu alma no llega
en medio de la música divina de la noche,
la carcajada que Voltaire dio a Micromega?

La Fe... La Magdalena... La mascarada avanza.
Se orina un anjelito. Luna. Silencio. El viento
caliente por los cirios. Al fin, tras la esperanza,
viene, a una marcha fúnebre, todo el Ayuntamiento.


lunes, 21 de mayo de 2007

Mudanza por un día



Hoy, aquí.

El cuento alquímico es viejo: del tesoro arrojado al horno, perdido para siempre, acaba sacándose uno mayor: un carbúnculo o rubí, la piedra filosofal. Apuntes de entonces: «(a) Por consejo del adivino, el asustado rey construye un gran horno (una casa en forma de caja de hierro en la versión 5), lo calienta, le pide que cueza pan, y la empuja dentro sin que ella sospeche sus intenciones (en 5, la induce a entrar, cierra la casa y le prende fuego). (b) Ella se debate e intenta en vano salir. (No se habla de lucha en 1, 2 y 6; en 4, ella ruega, expresa su amor, y acusa al fakir de intentar hacerse con sus cenizas. En 7, dice a su marido que eche también al judío al horno.) (c) Entre sus cenizas se encuentra una piedra filosofal (omitido en 2 y 5; en 6, se convierte en una corona de oro; en 7, el marido encuentra dos bolas de pasta, que le dan un suministro infinito de oro).»

miércoles, 16 de mayo de 2007

Poesías del revés


Así llamó Juan Ramón a uno de sus proyectos más extraños, destinado al parecer a recoger poemas satíricos. En éste, la víctima de la chanza es una monja cuyos encantos, antes de consagrados, cató el poeta —pero cabría pensar que él mismo, en cuanto personaje, no sale del todo bien parado.

Ella, cuya voz de falsete es cosa fina,
en la penumbra malva del misterioso coro
canta espresivamente a la gracia divina
palabras en flor: Faro, Encanto, Rey, Tesoro...

Fuera, el otoño piensa su elejía violeta,
y prende en el ocaso un recuerdo amarillo....
Madre Lina me dice: «¿No oye usted, mal poeta,
qué fervor pone en el precioso estribillo?»

Yo: «Una Santa Teresa, luz de Santa Cecilia...
Conozco la miel suya. Y esos lirios de toca
de sus labios, son, madre, de la misma familia
de los ricos corales que ponía en mi boca.»


martes, 8 de mayo de 2007

Reunión de las tribus


Se acumulan los libros, pero no el tiempo (o el ánimo) para leerlos (apenas los de Dick, y ésos por prescripción casi facultativa). Algunos son bien galanos, como la edición de la poesía completa corregida de Juan Ramón Jiménez, Leyenda, que publicó por primera vez Antonio Sánchez Romeralo en 1978 y en el 2006 se vuelve a editar, muy mejorada, en Visor, por obra del ya fallecido Sánchez Romeralo y una gran filóloga, María Estela Harretche.

Este fin de semana, si los dioses no disponen otra cosa, vendrán los amigos con guitarras y violines, en buena hora —pero mi corazón se empeña en esperar (y desesperar) otras llegadas imposibles. Está todo en Juan Ramón, abriendo al azar. Aire triste, dice (Leyenda, pp. 153-4):

TODO LO QUE TIENE

¡Qué cerca está lo distante, en la noche azul y honda;
honda, que todo lo tiene en su gran fondo, que asoma
todo lo que tiene! ¡Todo! a nuestras lágrimas sólidas,
que ven, lo mismo que ojos, la vecindad más remota!

Vienen las almas que amamos, a las nuestras, como ondas
—de la vida, de la muerte, iguales en esta hora,
sueños las dos de lo mismo, con una idéntica forma—
y rompen en nuestra playa en espumas de congojas.



domingo, 6 de mayo de 2007

Devociones: Philip K. Dick


Philip K. Dick se sale. Leyendo varias novelas suyas seguidas (Simulacros, Podemos construirle, Nuestros amigos de Frolik 8) veo en primer lugar lo evidente: que casi todo el cine interesante de los últimos años bebe de sus cargas de profundidad contra la identidad humana: si memoria y sentimientos pueden tratarse como módulos de software fácilmente manipulables, adiós al ego y a sus certezas, meros epifenómenos. Por otro lado, la vida certifica la obra: si Dick estuvo como una chota, como parece indudable, supo extraer de su peculiaridad algo vivo, mutante, que anima todas sus páginas. Hay en ellas algo distinto, ese something else que cantaba Eddie Cochran.


sábado, 5 de mayo de 2007

Devociones: Tristan Tzara


De los vanguardistas de primeros del XX, tengo debilidad por Tristan Tzara, grandísimo publicista de la debacle. De él me gusta casi todo: que acabara editando a Villon, que le pusiera un -2 a Lenin y que escribiera cosas como ésta.

Échale un ojo al amable arte burgués: era un juego de baratijas, niños coleccionando palabras con un tilín al final; luego se ponían a gritar estrofas y le ponían zapatitos de muñeca a la estrofa y la estrofa se convertía en una reina para morir un poco y la reina se convertía en una zorrita y los niños corrían hasta que se quedaban todos verdes.

Luego llegaban los grandes embajadores del sentimiento y chillaban históricamente a coro psicología psicología jejeje Ciencia Ciencia Ciencia viva Francia No somos ingenuos Somos sucesivos Somos exclusivos No somos simples y somos todos muy capaces de discutir la inteligencia. Pero nosotros, Dadá, no somos de la misma opinión, pues el arte no es serio, os lo aseguro.

Por supuesto, Tzara se equivocaba en casi todo, pero a tiempo y con gracia. En estos días en que Carco pretende enterrar mayo, es un placer comprobar que primaveras más lejanas siguen tan ácidas como siempre.

jueves, 3 de mayo de 2007

Hacerse menor


I will diminish...
(Galadriel)

Objeción sobrevenida,
la experiencia avisa en vano:
nadie devuelve la mano
a quien perdió la partida.

*

Uno se deja la piel
y otros hacen el pandero:
¿hay negocio más artero
que endulzar vinagre y hiel?

miércoles, 2 de mayo de 2007

Los colores de mis botas


En un documental sobre el disco Sergeant Pepper, de los Beatles, contaba Phil Collins que los discos «conceptuales», tan denostados desde el 77, nacieron de la tentativa de llevarte a un determinado lugar a pasar algo más que unos minutos: toda una velada en la que pudieras sentirte, en vez de turista relámpago, explorador pausado de aquel espacio.

Pocos discos cumplen tan bien esa premisa como Un día en el parque, de Finis Africae (Grabaciones Accidentales, 1985). Cada disco de este grupo inclasificable se planteó como una expedición. En este caso, se trataba de capturar la magia del parque del Retiro, de Madrid. Como escribió Diego Manrique, lo que el disco nos ofrece es «el Retiro, retratado en diez polaroids sonoras, grabaciones de campo o sensaciones destiladas posteriormente en un magnetofón semiprofesional». Juan Alberto Arteche, líder de la formación, se explica en términos similares:
“Un día en el parque” es el segundo viaje iniciático del Finis Africae. Un viaje cercano, pués tan solo distaba 3 manzanas desde donde se grabó. Está dedicado a el famoso parque de El Retiro de Madrid, donde Arteche ha pasado gran parte de su vida junto a maravillosos recuerdos desde la niñez, donde cambiaba cromos con Pirulo, desde la casa de fieras o desde el Palacio de cristal, habían pasado noches de música y magia. Es toda una experiencia volver a escuchar este disco lleno de los rincones más entrañables del pulmón histórico de la ciudad.
Como las sensaciones del parque, las músicas del disco son muy variadas. Hay ecos de la música planeadora a lo Tangerine Dream (Doble reflejo de la luna en el agua), pero también esencias infrecuentísimas del Alfanhuí de Ferlosio, música de muñecos y guiñoles que sin embargo han leído a Marx (Alguien gritó a los pobres más pobres del mundo que se unieran —y los pobres más pobres del mundo se unieron para tocar el bombo). Mucho, claro, de eso que terminó deglutido como New Age, pero aquí sigue siendo más bien buena música de los 70, desprendiéndose para avanzar de sus galas más sospechosas.

La mirada de todo el disco es la de un niño. Quizá se note sobre todo en este tema: si no mal recuerdo, la canción la inventó la hija del propio Arteche, y éste la grabó en el terreno, saltando con sus amigas a la comba —y después le dio oportunas vueltas de tuerca en el estudio, con Javier Bergia, Luis Delgado y los otros cofrades. Caja de ritmos, sintetizador y armónica dan la señal de salida a este imposible tecno-pop infantil.

Rojo, amarillo, verde
son los colores de mis botas
Rosa, naranja, blanco
es el color de mi jersey.


martes, 1 de mayo de 2007

A contratiempo


Alegría: se acaba de editar por fin en CD A contratiempo, el único disco de Chicho Sánchez Ferlosio, publicado en 1978. La portada, warholiana ella, es la original, aunque yo lo dudaba (gracias, Dale Arden). En el libretillo no han gastado mucha imaginación: vienen todas las letras, pero nada más. De una edición tan demorada se podía esperar algo un poco más apañado: un ensayo sobre las circunstancias de la grabación del disco, sobre la trayectoria de Chicho, su presencia en las luchas populares, su influencia en otros artistas. Otra vez será.

Las canciones son variadas: desde un canto de guerra latino (el Carmen Arvale) a varias canciones clásicas de Ferlosio (Gallo rojo, gallo negro; El ser; Hoy no me levanto yo), pasando por musicaciones memorables de García Calvo (La gracia nevando, A contratiempo), Carmen Martín Gaite (Ni aguantar ni escapar) y hasta Dante (Canto III de El infierno).

Traigo aquí la joya que cierra el disco: un poema de su padre, Rafael Sánchez Mazas.

Llegarás por los calveros
que se ven por la ventana,
señora blanca y lejana
de todos los caballeros.

Llegarás por los calveros
para llevarme a deshora,
blanca y última señora
de todos los caballeros.

Llegarás por los calveros,
calveros de mi encinal,
muerte, señora inmortal
de todos los caballeros,
¡ay!