domingo, 7 de enero de 2007

Soneto de añoranza de la sombra


Educativo pero doblemente amargo: mirar fotos de los 80 y 90 y releer los poemas que uno escribió por entonces. Las primeras, con las debidas excepciones y matices, nos devuelven cuerpos y expresiones más jóvenes y frescos. Los segundos, en cambio, envejecen cruelmente: muchos son ya ilegibles, y en otros lo que podría valer algo aparece incrustado en una masa de lugares comunes, desvaríos y excesos. Un rescate imposible. De tantísimos sonetos, por ejemplo, sólo valen dos o tres, y a lo mejor ni ésos. Hoy, a pesar de su sentimentalismo, sigo leyendo éste con cierto gusto. Ya veremos qué pasa mañana.

Recuerdas cuando amábamos la muerte,
su esmero de elegancia destructiva,
la savia del amor en la saliva
del beso que se da para perderte

y no verte ya más. Ciega la suerte
nos lava el corazón. Dos veces viva
ya no verás la niña que cautiva
jugaba de tu engaño, dulce y fuerte.

Rebosa el corazón de agua pasada
por esa piedra basta de los años.
Destruye la verdad a quien la nombra.

La fuente del recuerdo por sus caños
derrama sólo sangre congelada.
Sal tú, mi niña roja, de la sombra.


3 comentarios:

manolotel dijo...

¡Quien pudiera vivir lo ya vivido,
no una ni diez; quinientas veces!
...se oye decir. Yo creo que nuestras preces
tienen, si existe, a Dios muy aburrido.

Pero ¿no es revivir lo ya acaecido
recordar lo que fue en lo que parece?
Yo diría que es mejor. El tiempo crece;
lo inútil, solo, muere en el olvido.

Si vivir es sentir, si lo que hicimos
volveríamos a hacer de igual manera
cuando pasó; si nuestras decisiones
no podríamos cambiar: ¿Por qué pedimos
repetir otra vez la vez primera
-no solo recordar-. ¿Por qué cojones?

Siempre es un placer volver a pasar por aquí.

Feliz año 2007 (bueno, todos).

Un abrazo.

Al59 dijo...

Por si alguien no lo pilla, recuerdo el soneto de Unamuno corregido por García Calvo:

Días de ayer, que en procesión de olvido
lleváis a las estrellas mi tesoro,
¿no formaréis en el celeste coro
que ha de cantar sobre mi eterno nido?

¡Oh Señor de la vida!, no te pido
sino que este pasado que hoy añoro
volviendo en rolde a mí con risa y lloro
me quite el ansia de mi bien perdido.

No es vivir otra vida lo que anhelo
sino vivir de nuevo la vivida.
Hacia un ayer sin fin, haz que mi vuelo

remonte sin llegar a la partida;
porque, Señor, no tienes otro cielo
que de mi falta colme la medida.


Aunque mi poema pudiera sugerir otra cosa, yo estoy más bien con Manolotel, a quien mando un abrazo (aunque el soneto de Unamuno-GC es mejor, ejem, ejem). Si hay que revivir indefinidamente lo vivido, habría que pensar en todo caso en un olvido purificador; sin él, la vida revisitada sería un invento tedioso e insoportable.m

manolotel dijo...

El de U.-G.C. (¿el cuarto verso está bien transcrito?) es un buen sonato y el tuyo también. La angustia de la eternidad resuelta desde una perspectiva diferente.

Mi soneto (estos sonetos a vuela pluma tienen poco recorrido) solo era una excusa para saludar, como habrás supuesto.


Estoy contigo, de vez en cuando hay que limpiar el disco duro.

Y, desde luego, sin olvido, sería imposible sentir de nuevo todo, matizado, como hacemos a través del recuerdo.