sábado, 9 de septiembre de 2006

Punkarras de antaño


Van veinte años. Tierno nos dejó en el 86, con perspectiva suficiente para opinar sobre lo que había dado de sí la famosa movida madrileña. Lo parafraseo sin mala conciencia: 'a los líderes (como Alaska y Ramoncín) no les queda otra salida que culturizarse'. Los hechos ya empezaban a darle la razón. Ramoncín emprendía su carrera de lexicógrafo, husmeando el Diccionario secreto de Cela y empollando el Tocho cheli que publicaría en el 96. Olvido Gara (Alaska ante las cámaras) salía anunciada en la Cosa-Visión como emblema de La bola de cristal. Bastante más despierta que Ramoncete, cuando éste se sumaba a la cruzada antidrogas, ella entraba por la puerta del éxtasis al estudio de la antropología y el chamanismo.

Cuando leí la entrevista, pensé que Tierno estaba (palabras de entonces) fuera de onda. Después de todo, Ramoncín ni siquiera pertenecía a la Movida o la Nueva Ola: una de sus canciones más aprovechables, Nu Babe, era precisamente una sátira de aquella fiebre popera. Lo suyo era otro rollo más antañón: reescrituras guitarreras de Come Together (Marica de terciopelo, El rey del pollo frito) y otras fritangas punkis (Putney Bridge) o springstinianas (Ángel de cuero). En cuanto a Alaska, demostrando una vez más su inteligencia, ya por entonces decía, como Moncho Alpuente, que sólo hablaban de la Movida los que nunca habían tenido (o estado en) una, y que todo aquello no era, ni pretendía ser, más que diversión intrascendente.

Pasado el tiempo, nada de eso importa y se ve que Tierno tenía más razón (y olfato) que un santo. No se puede seguir en la misma pose postadolescente para siempre, y antes o después la presión para adultecerse (o adulterarse), 'pensar en positivo' e invertir en proyectos e ideologías (por algo se empieza) es irresistible. Así las cosas, uno puede salir del empeño ampliado, convertido en un ser más complejo, o reducido a una parodia cargante. Aunque el planteamiento engañe, la verdad es que no cabe el libre albedrío. La ironía (que no el frigidaire) le mantiene a uno fresco, contradictorio, abierto; la inclinación a la monserga lleva al antisistema de ayer al nota de la SGAE de mañana. No hay cambio: sólo decantación. Algo muy parecido al destino. Si naciste pa martillo, del cielo te caen los clavos. O los huevos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero no todos se ajustan al mismo patrón. Pero era lógico pensar que la postmodernidad de los ochenta no iba a ser diferente a cualquier efervescencia juvenil. El sistema todo lo fagocita. Aunque suele dar individuos más jetas que otros. Es irremediable. Y al 'pollo frito' se le veía venir de lejos. Un listillo gracioso o viceversa. Un bufón para la corte de corte moderno.

http://elsexodelasmoscas.bitacoras.com

Al59 dijo...

Pos sí. De reo sin verdugo a verdugo sin reo. Algo dice en su favor que al final haya dejado el cargo a otro. Es cierto que se le veía venir. El otro día me contaban que en los 80 un grupo de músicos españoles, cantautores mayormente, se desplazó a la Nicaragua sandinista a participar en un acto de apoyo a la Revolución. Había allí gente que había pasado por la cárcel franquista, sufrido censuras, etc. Pues bien: el nota consiguió hacerse con el protagonismo del encuentro, contando batallas antifranquistas tan alucinantes como inverosímiles. Al final, de todos los asistentes, él se llevó la medalla del gobierno de Ortega —que, inconscientemente, quizá era a lo que iba. Dicho todo esto, Arañando la ciudad es un buen disco, y alguna otra canción del principio resiste bien el paso del tiempo.