viernes, 3 de febrero de 2006

Simurg


Aún pasan. Los escucho llegar a cualquier hora
trayéndome la noche mejor que el alborada.
La voz de mis maestros... A pájaros, a pájaros.
No es malo, pero tiene perdida la cabeza.

No rinde lo que debe. Controlen sus lecturas
.
Memoria democrática: después de tanto tiempo
la Realidad sucumbe. Su voz es otro pájaro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, como de faisanes.

Anónimo dijo...

Todos cabeza a pájaros:

Franny Glass
Zooey Glass
Seymour G....... Simurg?

Al59 dijo...

Ben trovato, banana pez. Confieso que no conocía la historia de Salinger. Si alguien desconociera la del Simurg, sólo tiene que susurrar su nombre al oído de la Wikipedia (http://en.wikipedia.org/wiki/Simurg).

Anónimo dijo...

"Como no comprendían nada de ese estado de cosas, interrogaron al Simurg sin servirse de la lengua; y le pidieron que les desvelara el gran secreto, que les diera la solución del misterio de la pluralidad y de la unidad de los seres.

Entonces el Simurg les dio, sin utilizar tampoco la lengua, esta respuesta: ‘El sol de mi majestad-dijo-, es un espejo; el que viene se ve en él, en él ve su alma y su cuerpo, se ve todo entero. Puesto que habéis venido hasta aquí treinta pájaros, os encontráis treinta pájaros en el espejo. Si vinieran aún cuarenta o cincuenta pájaros, la cortina que oculta al Simurg se abriría de igual modo. Y aunque hayáis cambiado totalmente, os véis igual a como érais antes".

Farid Uddin Attar, "Lenguaje de los pájaros".

Anónimo dijo...

Más specula...
Attar es casi "at-tair". O sea, "el pájaro".

Anónimo dijo...

Seymour: Hoy es un día perfecto para los peces plátano.
Sybil: No veo ninguno
Seymour: Es muy posible, sus costumbres son muy curiosas.Muy curiosas. (...) ¿Sabes lo que hacen, Sybil?
Ella negó con la cabeza.
Seymour: Bueno, te lo explicaré. Entran en un pozo que está lleno de plátanos. Cuando entran, parecen peces como todos los demás. Pero, una vez dentro, se portan como cerdos, ¿sabes? He oído hablar de peces plátano que han entrado en pozos de plátanos y llegaron a comer setenta y ocho plátanos. Claro, después de eso engordan tanto que ya no pueden salir. No pasan por la puerta.
Sybil: No vayamos tan lejos. ¿Y qué pasa después con ellos?
Seymour: ¿Qué pasa con quiénes?
Sybil: Con los peces plátano.
Seymour: Mira, lamento decírtelo, se mueren.
Sybil: ¿Por qué?
Seymour: Contraen fiebre platanífera. Una enfermedad terrible.