sábado, 31 de diciembre de 2005

Hora de cierre


(Adiós a las muñecas, Graciela Bello)

Todos conocemos alguien de quien decirlo. Siempre te estás yendo. Y son tus llegadas, en fin, una forma, difusa pero insustituible, de aquello que siempre esperamos: rupturas en el tiempo, en el alma, en el cielo. Adiós, Angelina, el cielo cambia de colores y yo tengo que partir. Puede ser (es muchas veces) aquel amor platónico al que nunca renunciamos, y cuya figura, imprevisible, nos lanza una estocada desde fuera de plano. Quién no teme haberla visto, su sonrisa en el andén, mientras nuestro vagón deja la vida. Puede ser aquella prima de la infancia, la rosa del amor primero, aquella que ya hemos renunciado a ver, y que de repente nos tiende su mano, a través de las tinieblas del velatorio: Lo siento mucho, de verdad. Qué pena que siempre nos veamos así, en ocasiones como estas. Pero estas ocasiones son las suyas. Puede ser, como el Gólem, como el ángel, aquel cuya llegada es providencia. La bolsa de la muerte, el calendario / donde todas las fechas van en rojo. Tal vez el Inmortal, el Eterno, vive sólo para estas ocasiones. Recorre las calles con semblante indiferente; compra un periódico o una aspirina, pregunta la hora. A las ocho le esperan en la estación de Méndez Álvaro: será la mano misteriosa que empuje al suicida cuando el valor necesario se ausente. Alguien creerá haber visto sus guantes mientras la multitud, hipnotizada, asomaba sus ojos a la sangre. Sólo los peces muertos / siguen la corriente del agua. Quién escribió esa nota, esa letra misteriosa que acompaña a los suicidas: No investiguéis mi muerte, y cuyos trazos, según la investigación, no corresponden a ningún amigo, a ningún conocido del muerto, y menos aún a él mismo.

3 comentarios:

Juan Poz dijo...

Toda hora de cierre es hora de apertura; lo perdido ha tenido, antes, que ser encontrado, y puede luego ser rencontrado. La vida se está yendo sin parar un punto, pero nosotros le ponemos al tiempo los puntos sobre las íes con una soberbia que mete espanto, y levantamos presas donde retenerlo para bañarnos en él o navegar por sus aguas resignadas. Feliz ficticio año nuevo.

Al59 dijo...

Así es. Hay una linda canción pop de los 90 que lo recuerda: closing time, every new beginning / comes from some other beginning's end. En fin, aquí seguimos, que no es poco, dispuestos a lidiar lo que nos caiga. A por ello.

Graciela Bello dijo...

Hola a todos, Soy Graciela, la pintora de la obra que antecede a tan bello texto.
Si quieren ver nuevas obras y láminas muy accesibles, pueden
hacerlo en el site:
http://fineartamerica.com/profiles/graciela-bello.html
Espero que lo visiten!
Siguen mis felicitaciones por el blog...